El escritor ruso. (Foto: RanchoNEWS)
C
iudad Juárez, Chihuahua. 7 de febrero de 2024. (RanchoNEWS).- «Lo más espantoso es que entre los pacientes, como también entre los médicos, los sentimientos mas habituales son dos: el miedo a la muerte y el poco amor a la vida», reflexiona el narrador de En mi tierra, el primero de los diez relatos de Kilómetro 101 (Libros del Asteroide). En él, un médico de una pequeña ciudad de provincias anota las impresiones del día a día y el trato con los pacientes. Unos asesinos estraperlistas, una anciana gitana sin fecha de nacimiento, un cínico y curtido comisario, un emigrante tayiko víctima de una paliza, pacientes que se ofrecen como matones, un médico que traslada enfermos a Estados Unidos... Los personajes de Maxim Ósipov (Moscú, 1963), privilegios de un escritor médico, abarcan todas las capas sociales y sus andanzas constituyen lo que Svetlana Alexiévich llamó «un diagnóstico implacable de la vida rusa», escribe Andrés Seoane en El Mundo.
Y como en su anterior volumen, Piedra, papel, tijera, es la vida, la de la gente corriente que se enfrenta a la desigualdad, la corrupción, la ridícula y exasperante burocracia o a la incultura médica y general, la que protagoniza estas crudas e irónicas historias sobre una sociedad decadente, gris y melancólica, pero de la que Ósipov logra extraer reflejos de ternura, humor y humanidad. «Mi intención es escribir sobre personas, sobre sus vidas, basándome, claro, en mis experiencias. Cuando hablo de corrupción o desigualdad no es como denuncia, sino porque eso es una parte tan normal de Rusia que es inevitable que aparezca. Entiendo que al lector extranjero le choque, pero no a mis compatriotas. Es como como si vives en una casa hecha de basura, llega un momento en que no eres consciente ni de qué está hecha ni de cómo huele», explica el autor a El Mundo a su paso por Madrid.
Hace apenas dos años, Ósipov era un escritor y cardiólogo ruso que vivía entre Moscú y Tarusa, una pequeña localidad a 100 kilómetros de la capital, y temía la creciente militarización de su país. Hoy vive en Holanda, donde da clases en la Universidad de Leiden, y su principal ocupación es una revista literaria llamada Fifth Wave (La quinta ola). «Aparece cada cuatro meses y aparece en papel y en formato electrónico, en ruso y en inglés», explica emocionado, antes de confesar que, aunque ha sido difícil, ha vuelto a escribir. «Todo mi mundo ha cambiado, me siento aún desubicado, fuera de contexto, pero estoy acabando un nuevo relato», confiesa.