El fotógrafo en su estudio. (Foto: Gilberto Chen)
M éxico, 24 de abril, 2007 (Fabiola Palapa Quijas/La Jornada).- La obra de Rodrigo Moya constituye un elemento clave para comprender la historia del fotoperiodismo mexicano de mediados del siglo pasado, y además refleja las circunstancias complejas de la realidad latinoamericana de 1955 a 1968. Muchas de sus fotografías fueron utilizadas por sindicatos, organizaciones estudiantiles o magisteriales y organismos civiles independientes.
A propósito de la presentación del libro Rodrigo Moya: una visión crítica de la modernidad, con texto de Alberto del Castillo Troncoso, el fotógrafo expresó en entrevista con La Jornada que «la fotografía es un recurso para hacer notar las situaciones terribles que suceden en México, porque un reportero gráfico siempre tiene que reflejar su época».
Mirada de una época
El trabajo de Moya es una mirada individual de una época, donde los personajes centrales es la gente del pueblo. «En las imágenes que capturaba con la cámara hacía una reflexión sobre el contexto, la situación y sus antecedentes».
Aunque no se considera un fotógrafo de prensa, Rodrigo Moya colaboró en los años 50 en distintas revistas ilustradas, como Impacto, Sucesos y eventualmente en Siempre!
El sepelio de los pintores Diego Rivera en 1957 y, en marzo de 1960, el de Francisco Goitia, son algunos de los trabajos del fotógrafo que marcaron una impronta en el periodismo de la época en cuanto a un estilo fotográfico y la mirada múltiple sobre un hecho multitudinario.
Moya, quien se retiró del quehacer fotográfico hace más de 30 años, señaló que si fuera ahora reportero gráfico, aun sin buscar la degradación que existe en el país en lo económico, ético y moral, «la realidad» se filtraría en la lente.
«La situación política en México y en el mundo es desastrosa. No hay un proceso de legislación en el país, estamos en manos de la derecha y eso influye en el trabajo periodístico».
En ocasiones por encargo o por su cercanía con pintores, escultores, escritores y artistas de la época, Moya captó atmósferas íntimas en secuencias y retratos a Gabriel García Márquez, Emilio El Indio Fernández, María Félix, Diego Rivera, David Alfaro Siqueiros, José Luis Cuevas, Dolores del Río, Juan Soriano, Juan de la Cabada, Francisco Goitia, Fernando García Ponce, León Felipe, Mariana Yampolsky y Carlos Pellicer, entre otros.
«Una de las ventajas de este oficio es que tropiezas con artistas, porque nunca me aproveché de la amistad de alguno de los personajes para hacer las fotos, no era mi estilo. Conocí a mucha gente que pasó de noche en mi cámara. La mayoría fueron imágenes de algo muy concreto, como una portada o una entrevista. No andaba captando a los amigos famosos».
Sello ambulatorio
Dedicado ahora a la investigación fotográfica y a la catalogación de su archivo, Rodrigo Moya exploró durante 15 años el reportaje, el documental y la noticia, sin embargo, el desnudo es una carencia dentro de su obra. Al respecto, expresó: «No tenía tiempo como fotógrafo documentalista de dedicarme a la búsqueda de la belleza, como es el desnudo».
Para el artista de la lente, «una exposición es pasajera, gloria de un día que después pasa al olvido de todo el mundo», por eso prefiere el periodismo y la publicación de libros que es lo que consagra el trabajo de un fotógrafo.
«Lo que publicaron en La Jornada con la fotografía del Gabo me llena de un orgullo inmenso, lo que más le gusta a un fotógrafo es ganar la portada de un diario o revista, o el reportaje central», explicó Rodrigo Moya, quien documentó los movimientos guerrilleros en América Latina.
Una característica de la obra de Moya –escribe en el libro el historiador Alberto del Castillo– es su sello ambulatorio, o «'fotografía peatonal», como él mismo la ha calificado, ya que una buena parte de sus mejores imágenes, y a veces inclusive secuencias o reportajes completos, fueron captados mientras caminaba por distintos rumbos de la ciudad o se adentraba en pueblos y campos sin una finalidad precisa.
El volumen editado por la Dirección General de Publicaciones del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes se presentará el próximo jueves a las 19 horas en el auditorio del Instituto de Investigaciones Doctor José María Luis Mora (plaza Valentín Gómez Farías 12, atrás del Parque Hundido, sobre Augusto Rodin, Mixcoac).
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