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Vitrina con algunos de los documentos hallados en el archivo íntimo de Frida Kahlo y Diego Rivera, en la Casa Azul de Coyoacán, cuyo acervo suma más de 22 mil piezas y que serán mostradas en ese recinto del 6 de julio al 30 de septiembre de este año. Ayer, en conferencia de prensa -que se adelantó por la presión de los medios- se informaron los detalles de tan relevantes testimonios (Foto: José Antonio López)
M éxico, 15 de junio, 2007 (Mónica Mateos-Vega / La Jornada).- La caja del tiempo se abrió: los tesoros descubiertos en la Casa Azul de Frida Kahlo se encuentran ya catalogados y listos para ser exhibidos luego de permanecer casi medio siglo guardados.
Éstos son los detalles del acontecimiento que La Jornada dio como primicia el pasado 6 de junio y que confirmaron ayer los responsables de la custodia del archivo íntimo de Frida y Diego, el cual consiste en: 22 mil 105 documentos; 5 mil 387 fotografías; 168 vestidos de Kahlo; 11 corsés; 212 dibujos, calcas, impresos o bocetos de Diego Rivera; 102 dibujos, impresos, collages y bocetos de Frida; 278 dibujos, impresos, bocetos y grabados de otros autores; 24 códices; 3 mil 874 revistas y publicaciones; 124 carteles, mapas y planos; 270 objetos personales diversos; 2 mil 170 libros con dibujos y anotaciones de ambos artistas, así como 36 libretas y cuadernos de los dos pintores.
La decisión de Dolores Olmedo
En la casona de Coyoacán, en una rueda de prensa –que finalmente se adelantó ante la presión de los medios y la ansiedad de los organizadores por compartir el hallazgo–, los integrantes del Fideicomiso de los Museos Diego Rivera y Frida Kahlo explicaron que en 1955 el pintor pidió a sus asistentes, Elena Vázquez Gómez y Teresita Provenza, que guardaran en cajas todas las pertenencias de Kahlo, y que cuando él muriera se hiciera lo mismo.
Dolores Olmedo, entrañable amiga del artista, se encargaría de cumplir su última voluntad. Diego le dijo que el acervo se podría abrir 15 años después de su muerte, pero la también coleccionista y empresaria decidió que el archivo se diera a conocer hasta después de su propio fallecimiento, por si acaso hubiera ahí «algo comprometedor».
Por tal motivo, fue hasta 2002 cuando se decidió que había llegado la hora de abrir las puertas del baño donde estaban las 30 cajas, y los roperos, las cómodas, los cajones y baúles que permanecieron 45 años sellados, algunos de los cuales estuvieron a la vista del público que acude a la Casa Azul.
«Todo esto fue un secreto hasta que mi madre murió. Después, fue complicado, pues había que garantizar que nada se perdiera, se llamó a un notario y se hizo un primer inventario», narró Carlos Phillips Olmedo, hijo de Dolores Olmedo y director general de los museos dedicados a ambos artistas.
Quehacer de casi tres años
La asociación civil Apoyo al Desarrollo de Archivos y Bibliotecas de México, presidida por Isabel Grañén, esposa del banquero Alfredo Harp Helú, fue la encargada de realizar la catalogación, restauración y digitalización del acervo, labor que tomó tres años y en la que se invirtieron casi 600 mil pesos.
Diego Rivera imágen del archivo íntimo. (Foto: Archivo)
Luego se llamó a diferentes expertos con el propósito de realizar una primera selección del material para conformar la muestra Tesoros de la Casa Azul, Frida y Diego. Homenaje en el Centenario de Frida Kahlo 1907-2007, que se presentará en Coyoacán del 6 de julio al 30 de septiembre y que en total tuvo un costo de un millón y medio de pesos.
Coordinados por el investigador Ricardo Pérez Escamilla, participaron en la curaduría de esa exposición Pablo Ortiz Monasterio (fotografía); Marta Turok (vestidos); Alicia Azuela (documentos de Diego), y Teresa del Conde (documentos de Frida).
No obstante la vastedad del acervo, lo que se exhibirá es una mínima parte, debido a las limitaciones del espacio, pero «muy representativa, con mayor presencia de Frida Kahlo por tratarse de su centenario», añadió Pérez Escamilla.
De acuerdo con lo que dispuso Diego Rivera, ninguno de los objetos y documentos que alberga la Casa Azul pueden salir de ahí, por eso será poco a poco que el público conocerá su contenido.
Frida Kahlo, parte del aservo. (Foto: Archivo)
Por el momento, señalaron los responsables del archivo, existe material como para siete exposiciones diferentes, e igual número de publicaciones. También informaron que se instalarán computadoras en el Museo Diego Rivera-Anahuacalli para que de manera digital los investigadores puedan consultar el acervo.
En este archivo cálido y bello, como lo definió Grañén, está desde un boleto de trolebús hasta servilletas con huellas de besos de Frida; cartas de la pintora a varios artistas europeos; cartas a Diego donde le piden ayuda, consejos o sólo un autógrafo; telegramas, recados, recibos de banco, documentos que revelan el apoyo a los trotskistas y su relación con varios partidos políticos; libros con notas al margen; retratos de amigos; una foto de la madre de Kahlo, Matilde, de niña, vestida de tehuana.
Objetos, es decir, recuerdos de toda una vida, conservados en esa enorme caja del tiempo en la que se ha convertido la Casa Azul, la cual hoy tiene tanto por compartir.
La exposición será inaugurada el 5 de julio.
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