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El cineasta ha recibido en la Universidad Pompeu Fabra su primera distinción universitaria honoris causa. (Foto: REUTERS)
B arcelona, 14 de junio, 2007. (EFE).- El cineasta neoyorquino Woody Allen ha recibido hoy en la Universidad Pompeu Fabra su primera distinción universitaria honoris causa en un acto al son del jazz, que le hace sentirse, ha dicho, «un director europeo y ahora también un producto de la universidad».
En su discurso, Allen ha recordado que su interés por el cine, que venía ya desde su infancia, le llevó a matricularse en la licenciatura de cinematografía en la Universidad de Nueva York. «El único trabajo que teníamos que hacer era ir al cine a ver películas, y vi muchas películas, pero al final suspendí la asignatura de cine. Pero también estudié dos años de castellano y no hablo ni una palabra», ha apuntado Allen entre las carcajadas del auditorio.
Varios hechos accidentales le llevaron al cine: «Yo era ya escritor y como no me gustaba cómo dirigían mis libros acabé dirigiendo mis películas y del mismo modo también por eso me hice actor, porque no me gustaba cómo los actores decían mis palabras». Truffaut, Fellini, Bergman, Buñuel, De Sica fueron sus grandes fuentes de inspiración, ha reconocido.
Allen ha expresado su satisfacción por las películas que ha hecho en los últimos años fuera de Estados Unidos, primero en Londres y ahora en Barcelona, adonde ha llegado «para satisfacer un sueño de hacer cine aquí», donde se siente como un director europeo.
«Una experiencia maravillosa»
Tras asegurar que desde su llegada a Barcelona está sintiendo «un placer fantástico y una experiencia maravillosa», Woody Allen ha confesado: «nos estamos embarcando en lo que creo que será una de las experiencias más maravillosas de mi vida».
De su próxima película sólo ha dicho que «será en inglés aunque también habrá una parte en castellano», además de recordar que en ella estarán Penélope Cruz y Javier Bardem, así como el equipo técnico español.
A ritmo de clarinete
A modo de introducción, el acto académico ha comenzado con un montaje audiovisual, titulado Deconstructing Woody Allen, una suerte de autobiografía cinematográfica extraída de sus filmes Zelig, Broadway Danny Rose, Días de Radio o Annie Hall.
Una cerrada ovación ha recibido a Woody Allen en el Auditorio mientras sonaban los acordes de la canción Two deuces, de Louis Armstrong, interpretada al piano y el clarinete y que ha sido aplaudida por el propio director de cine. El jazz y el clarinete no han dejado de ser protagonistas de la velada, no en vano Allen no ha abandonado su costumbre de actuar con su clarinete junto a su banda de jazz todos los lunes en un bar de Nueva York.
En el discurso de elogio del doctorando, el profesor de Humanidades Antonio Monegal ha recordado: «honoramos hoy a Woody Allen no sólo porque nos hace reír –que ya es un regalo nada intranscendente–, sino porque también nos ha hecho pensar». Monegal, que ha calificado a Allen de «filósofo popular», ha aseverado que el director «ha aportado a nuestro tiempo una manera original de observar la realidad, con una mirada divertida y un tanto escéptica, siempre atenta a la dimensión irracional de los acontecimientos».
En el repaso de su obra ha citado las parodias que Allen ha hecho de la ciencia ficción en El dormilón, de las novelas rusas del siglo XIX en La última noche de Boris Grushenko, y del cine expresionista alemán en Sombras y niebla; revisiones de géneros como el cine de gángsters en Balas sobre Broadway, el musical en Todos dicen 'I love you, y el cine negro en La maldición del escorpión de jade.
También ha evocado sus homenajes a Bergman de Interiores, a Fellini de Recuerdos; sus lecturas de Shakespeare en Comedia sexual de una noche de verano y de la tragedia griega en Poderosa Afrodita. Aunque el acto no ha estado rodeado de la ceremonia que rodea estos honores en otras universidades con más solera e historia, el nuevo doctor Woody Allen ha sido despedido con el clásico «Gaudeamus igitur».
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