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Una de las viñetas de Literatos, una recopilación de la obra del dibujante chileno José Palomo.
C iudad Juárez, Chihuahua. 21 de mayo 2009. (RanchoNEWS).- Al dibujante chileno José Palomo le gusta recordar que el primer impulso artístico del hombre produjo, justamente, una imagen. «La primera expresión artística de un ser humano fue un dibujo», recuerda, refiriéndose a las pinturas rupestres. Palomo —su apellido y también su rúbrica— presenta Literatos (Fondo de Cultura Económica), un «bestiario» que reúne su obra, donde reflexiona sobre el oficio de las letras, salpicado con frases sobre el vicio de leer y escribir. Una nota de Verónica Calderón para El País:
Y rodeado de libros es como Palomo recibe a EL PAÍS. La entrevista se realiza en la librería Juan Rulfo del Fondo de Cultura Económica, en Madrid. Sobre si el tema elegido refleja algún deseo escondido por escribir, recuerda, entre risas: «Un amigo me preguntó si el libro no había nacido de la frustración de no ser escritor». Si bien rechaza que ése haya sido el objetivo, reconoce que la literatura ha sido una compañera constante en su carrera. «No conozco a un dibujante que no sea un ferviente lector», comenta.
Mientras escudriña algunos de los títulos del lugar, Palomo reconoce que, en su juventud, hizo algún ejercicio frente a una máquina de escribir, «algún poemita, nada más», pero subraya que fueron las imágenes, y no las letras, las que le llevaron a imprimir su nombre en una página. «Si no lo dibujo, no lo concibo», afirma. En su trayectoria, de más de cuatro décadas, ha abordado igualmente la política, la cultura o la realidad social. Su trabajo ha sido publicado, entre otros países, en Argentina, México, Brasil, España y Francia.
Literatos es un «paseo por la literatura», según explica su autor. Es un libro resuelto y de lectura sencilla, pensado para «una persona que no tiene el tiempo que quisiera para leer». Las páginas están salpicadas con frases de escritores e intelectuales y su estructura recuerda a un álbum de recortes. «Es muy bueno para reciclar el tiempo», bromea.
Ironía y respeto
Sus caricaturas miran a la literatura con ironía, pero también con respeto. Algunas denuncian la falta de lectores; otras retratan, sin perder el humor, las injusticias sociales. «Un dibujante se alimenta de la información, no existe tal cosa como el genio espontáneo», explica.
Palomo opina que el interés por la historieta «ha aumentado». «No es sólo un tipo que hace monitos, el lector se siente identificado con él», añade. El dibujante no es ningún extraño sobre la capacidad de denuncia de la caricatura ni del escozor que puede causar a quienes manejan el poder. Dejó Chile en 1973, empujado por el golpe de Estado de Augusto Pinochet contra el presidente Salvador Allende. El exilio le llevó a México, donde ha vivido desde entonces. «Las religiones y las presiones del poder inhiben la libertad de expresión», recuerda. «El dibujo esquiva estas barreras».
En su opinión, la modernidad ha traído ventajas para la libertad de expresión. «Internet es una dimensión imaginada por Marx, rompe divisiones», afirma. «La información está a la disposición de todos y eso también requiere replantear la educación», añade.
Sobre la relación entre el artista y las nuevas herramientas, opina que la tecnología brinda un espacio inédito para el dibujante y fértil para explorar formas de expresión. «La caricatura es tan vieja como la humanidad, pero el soporte cambia y eso da más oportunidades», comenta.
Palomo dedica Literatos a su amigo el escritor guatemalteco Tito Monterroso, que «aprendió a escribir sobre cualquier cosa, desechando, astutamente, el mármol y el bronce». Su amistad se refleja en la obra, donde Monterroso aporta un «decálogo del escritor», que Palomo ilustra con sus viñetas. El estilo escueto del escritor recuerda el objetivo primario del dibujante. Resumir, en unos cuantos trazos, una reflexión, una denuncia o una idea.
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