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La artista estadunidense en el escenario. (Foto: RM / Conaculta)
C iudad de México, DF. 7 de noviembre de 2011. (Porky Villalay / RanchoNEWS).- Laurie Anderson se presentó anoche en el Palacio de Bellas Artes. Una artista fuera de serie. Una personalidad magnética e impresionante. Una catalizadora de emociones y sentimientos.
Exhibió con creces su calidad, su profesionalismo y proyectó durante su performance multimedia la disciplina de una intérprete con una trayectoria colmada de reconocimientos mundialmente.
La escenografía consistió en una pantalla de back projection al fondo del foro del teatro. Más cerca del limite del foro dos pantallas laterales, a izquierda y derecha, mucho más pequeñas y otra al centro alimentadas también con proyectores. Una pequeña mesa, con atril para la lectura de sus textos y para colocar un violín electrónico, especialmente manufacturado para Miss Anderson.
Bellas Artes no registró un lleno total, pero se percibía que los asistentes tenían noción al menos, de la trayectoria de Laurie Anderson. De ella, el New York Times realizó un reportaje la semana pasada, y destacaba la obra Delusions, de su autoría, misma que anoche maravilló al auditorio.
Puntualmente dio inicio el espectáculo interdisciplinario Delusions, obra creada por Laurie por encargo del Comité Organizador de los Juegos Olímpicos de Invierno 2010 de Vancouver y estrenada el 17 de febrero de ese año. Sobre la pantalla del fondo, se abrió un pequeño recuadro con imágenes de hojas revoloteando por el aire y de manera simultánea ataca un fondo musical, amplificado electrónicamente, con reminisencias de trompetas rituales tibetanas y cuerdas árabes. Desde ahi inicia la fantasía, entra Laurie a escena y el aplauso se desgrana. Vestida con sencillez, pantalones khaki y blusa blanca, que después servirá también de pantalla para sus imágenes.
Toma el violín y acompaña esa mezcla rara de sonidos que suenan pesadillescos, para que se enciendan las pantallas a colores y deja el violín y empieza su monólogo en su voz. Sorna, reclamo, historias de tristezas y fracasos, de crítica al sistema del dólar. Continúa con efectos especiales en el micrófono para lograr una voz varonil, de una gran fuerza expresiva y con imagen y música de fondo. La muerte, la pérdida y la ausencia, todo expresado con un sentimiento de tonos universales, de quejas quizá nunca expresadas en la vida de miles de seres humanos victimados por la injusticia.
En el programa de mano, escrito por Juan Arturo Brennan, se menciona que Delusion es difícil de traducir a nuestro idioma. Y agrega «si en otros espectáculos suyos la artista estadunidense ha volcado buena parte de su energía en explorar, detallar y desmenuzar el mundo de afuera, en Delusion, Laurie Anderson dirige su mirada hacia el interior».
El performance de Laurie, complejo, intenso, policromo, presenta un alto grado de dificultad para describir lo que visualmente expuso la artista, porque impacta visual, auditiva, emocional e intelectualmente al que lo presencia. Incluso se puede pensar que es una exposición del tipo de science fiction, muy a la Blade Runner, muy lejos del estándar de lo presentado continuamente en Bellas Artes. Por lo cual hay que felicitarlos por salirse de lo rutinario.
Una noche de otoño ideal para el recuerdo ante una Laurie Anderson inmensa, inconmesurable, inolvidable. Lamentable final. Al terminar, cuando se despedia la artista entre los aplausos y vivas del público, una chica le entregó un triste ramo de flores. Por cierto, agradecemos a la Embajada de Norte América, por conducto de la Biblioteca Benjamin Franklin, su invitación para presenciar este espectáculo.
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