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El músico español. (Foto: Lourdes Delgado)
C iudad Juárez, Chihuahua, 19 de marzo 2012. (RanchoNEWS).- De todos es sabido que muchos músicos de jazz norteamericanos sienten su primera llamada musical en las iglesias, donde las misas suelen tener más música que algunos festivales. Sebastián Chano Domínguez nació en Cádiz en 1960 y, paradojas de la vida, pocos saben que sus primeros tanteos frente al teclado también tuvieron lugar en basílicas y catedrales. «De jovencito decía a los curas que estaba haciendo un estudio sobre el estado de los órganos, para luego pasarme las horas tocando y tocando». Ocurre que Cádiz no es Nueva Orléans, y el hechizo jazzístico le llegó tras empaparse de flamenco. Hoy el pianista está considerado como uno de los grandes responsables del denominado jazz-flamenco, protagonizando algunos de los mayores hitos de nuestra historia, como ser el primer músico de jazz español en tocar en el imponente Lincoln Center de Nueva York o fichar por Blue Note Records, uno de los sellos más legendarios del género. Una nota de Pablo Sanz para El Cultural:
El martes llega a las estanterías el último trabajo discográfico del gaditano bajo la compañía de la nota azul que distribuye EMI-Virgin, Flamenco Sketches, todo un homenaje al que sin duda es el disco más vendido de toda la historia del jazz, el Kind of Blue de Miles Davis. Grabado en directo en el Jazz Standard de Nueva York en diciembre de 2009, la particular recreación que Chano Domínguez realiza sobre el álbum incluye los cinco temas que el legendario trompetista registrara en 1959, más otras dos versiones davisianas de Nardis y Serpent's Tooth. «La reacción del público fue impresionante, a pesar de que para muchos suponía el primer acercamiento al flamenco», comenta satisfecho Set Abramson, a la postre productor del disco junto a Joan A. Cararach.
La idea del disco surgió hace dos años, coincidiendo con el cincuenta aniversario de la publicación de Kind of Blue. «El Festival de Jazz de Barcelona me encargó entonces un proyecto para arreglar el disco», comenta Chano. «Son temas que he tocado en muchísimas ocasiones, pero necesitaba imprimirles, todavía más, mi propio sello, acercándolos al flamenco. Luego el festival se clausuró en Nueva York y allí acudieron representantes de Blue Note que, tras el concierto, me propusieron fichar por su compañía. He firmado con ellos tres discos».
La trayectoria musical de Chano siempre ha estado dividida entre el jazz y el flamenco, algo que no le inquietó a la hora de atacar temas tan clásicos como All Bues o So What: «De Miles siempre me ha atraído su gran sentido de la creatividad y la libertad. Hizo tantas cosas y de tantas maneras que su música no se puede describir. El gran reto ha sido lograr plasmar mi propia personalidad y reivindicar de alguna forma mi propia libertad creativa. Si algo hemos aprendido los músicos de Davis es a ser nosotros mismos».
A pesar del repertorio tan conocido que incluye Kind of Blue, Chano asumió el reto estudiando y arreglando, arreglando y estudiando. «Tenía claro que quería meter voz a los temas de Miles y no resultó nada fácil. Fue emocionante fusionar la letra de la Canción 51 de Alberti con Blue in Green, en la voz de Blas Córdoba y por soleá; ambas obras, el tema y el poema, fueron coetáneas, se publicaron el mismo año. Otro tema especial fue precisamente Flamenco Sketches, porque era el que menos había tocado con anterioridad y demuestra perfectamente el espíritu de Miles, que pintaba cinco acordes y el resto de la banda remataba el dibujo. Todo el material es excelente, lo cual te facilita mucho el punto de partida».
El tono de Chano Domínguez adquiere cierta solemnidad cuando habla de sus músicos, el contrabajista Mario Rossy, el percusionista Israel Piraña y el bailaor Tomasito. «La complicidad es fundamental para estimular la libertad y la improvisación a la que aludía antes cuando hablaba de Miles. En este disco el contrabajista es nuestra espina dorsal, sí, pero todos los demás músicos tenemos un gran margen de acción».
Mucho ha crecido y bien la música de este pianista cuyos primeros pasos estuvieron rodeados de rock sinfónico, con aquella ya mítica formación llamada Cai. Luego llegó el turno al grupo Hiscadix y la creación, ya en los años noventa, de su primer gran trío, el integrado por el contrabajista Javier Colina y el baterista Guillermo McGill. «Son muchas las personas que han marcado mi trayectoria, pero no puedo olvidarme de Fernando Trueba y Carlos Saura, con quienes grabé Calle 54 y Flamenco. Ambos me dieron la visibilidad que quizá me faltaba. También, claro, Wynton Marsalis, con quien vengo colaborando intensamente en esta última década. Y por supuesto... ¡Paco! [de Lucía]». Y Martirio, Ana Belén, Michel Camilo, Tomatito, Morente, Jack DeJohnette, Jorge Pardo...
Hoy, convertido en referencia del jazz español y europeo, echa de menos «la frescura de los primeros años, cuando tocábamos por tocar, los músicos nos buscábamos por las jam sessions por el mero placer de tocar. Ahora, aunque hago alguna jam en casa, todo está excesivamente profesionalizado». Precisamente una de estas ataduras improvisadas ha impedido que el segundo lanzamiento con Blue Note sea el disco que ya tiene grabado junto a la prestigiosa WDR Big Band de Colonia: «Hoy para vender discos tienes que subirlos a escena y montar una gira con una orquesta, una tarea casi imposible en estos tiempos. Pero el disco saldrá, no sé cuándo y con qué compañía; si todo va bien, todavía estamos en negociaciones, lo publicaré con el sello alemán ACT».
En la despedida la pregunta de rigor se eleva por encima de la conversación:
¿Qué hubiera dicho Miles Davis sobre tu disco?
Uf, ni idea, absolutamente ni idea. Cuando lo grababa tampoco pensaba en Miles, simplemente quería llevar sus temas a mi lenguaje musical. Sí estoy orgulloso de la presentación que hice en Nueva York, ante un público entendido, que probablemente ha visto más de una vez a Miles, y que acabó aplaudiendo mis versiones. Pensar que esa misma gente podía haber aplaudido a Miles y ahora me aplaudía a mí me creó una sensación muy especial y reconfortante.
Está claro. Chano Domínguez sueña en azul.
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