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El artista ayer, en el patio de su estudio, en el centro histórico de Oaxaca. (Foto: Alondra Flores)
C iudad Juárez, Chihuahua, 16 de marzo 2012. (RanchoNEWS).-El artista Francisco Toledo manifiesta que los ataques en su contra en periódicos y las amenazas de muerte en Twitter lo han preocupado, «porque sí influyen en el estado de ánimo». En entrevista con La Jornada por Alondra Flores expone su postura sobre los hechos ocurridos en los días recientes.
«Siempre me dicen ‘zapatero a tus zapatos’. Pero yo digo: ¡no!, ¿por qué? No pueden pedir que todos los pintores seamos calladitos, trabajando en lo suyo y no opinar de lo que pasa alrededor.
«No sé si es bueno, pero es un modo de ser. Tampoco somos tan absurdos de decir ‘queremos las carretas y la diligencia para ir a la ciudad de México’», expresa al tiempo que, en su taller, trabaja minuciosamente en los esbozos de lo que será la alfombra dedicada al escritor Carlos Monsiváis en la Ciudad de Libros.
A partir de la oposición a la construcción del eje vial Cinco Señores, en la ciudad de Oaxaca, empezaron los ataques contra el pintor y el Patronato Pro Defensa y Conservación del Patrimonio Cultural y Natural del Estado de Oaxaca (Pro-Oax).
«Impedir la modernidad en Oaxaca; ya no estamos en los tiempos de carretas», fueron algunos de los ataques publicados en medios locales. «Pero nunca dijimos no a la modernidad, sino que se explicaran bien los proyectos por realizarse. Me parece bien que hagan trabajos de vialidad, pero la gente quiso saber cuál era la mejor opción para la construcción.»
Ataques en la prensa
Finalmente, se suspendieron las obras. Entonces, señala Toledo, los periódicos, principalmente los oaxaqueños El Imparcial y Noticias, comenzaron a reclamar «por qué me ocupo de puentes si puedo hablar de los tarahumaras, que por qué no soy como otros que nada más pintan y se quedan callados. Incluso, pusieron el ejemplo de un artista que vive en Yucatán, una persona que dice no interesarle más que pintar, y me parece correcto. Pero tampoco se puede poner de ejemplo para todos.
«Los neveros no son solamente neveros; pueden hablar de la vialidad o del cambio de clima. Todos pueden opinar», y entonces dice, si ese periodista puso de ejemplo al pintor yucateco, «pues yo podría decir: ‘oiga, ¿por qué no es usted como Granados Chapa?’ Pero no deja de mal informar.»
Luego vinieron las amenazas de muerte en Twitter, de lo que se dio cuenta una de sus hijas, quien estaba muy preocupada. «Tuve que interponer una denuncia ante las autoridades. Me pusieron guardias que cuidaban mi casa. La procuraduría me dijo que tenía que aceptar esa protección. Creo que ya localizaron a la persona responsable de los mensajes y no sé qué va a pasar. Parece que ese delito no es castigado severamente. Y las amenazas se han calmado.»
Apenas en días pasados, Pro-Oax hizo pública una carta firmada por el maestro Toledo, en la que piden quitar la velaria del auditorio donde anualmente se realiza la Guelaguetza. La demanda se realizó después de que una parte de la estructura se cayó, debido a un fuerte viento. Pero la petición es anterior, por razones estéticas. Además de que, han comentado a Toledo, técnicamente no funciona, y durante los actos musicales no tiene buena acústica.
«En su momento nos opusimos, pero no nos hicieron caso», dice en referencia a la colocación de esa estructura sobre el escenario. «Aunque quien se quejó amargamente fue el nieto del diseñador del espacio, el pintor Alfredo Canseco Feraud, quien por cierto fue mi maestro en la escuela de Bellas Artes de Oaxaca.»
En ese entonces no se quitó, pese a la oposición contra «esa sombrilla tan fea», sobre el cerro de El Fortín; tiene una presencia «muy agresiva» desde cualquier punto de la ciudad. La velaria se terminó de construir en la presente administración, hace ocho meses.
«Dijimos que era un atentado, que no iba una cosa con otra. Que quitaría trabajo a muchos sombrereros, pues cuando vienen las fiestas la gente y los turistas compran muchos sombreros para protegerse del sol», bromea mientras trabaja en el tapete con hilos de lana, con un ojo al gato y otro al garabato.
También, afirma, «otros ataques dicen que yo no doy cuenta al CNCA ni al INBA de los gastos que se hacen en las instituciones» que ha impulsado y sigue de cerca, como el Instituto de Artes Gráficas de Oaxaca (IAGO), el Museo de Arte Contemporáneo de Oaxaca (Maco) y el Centro de las Artes de San Agustín Etla (CaSa).
Argumenta que no tiene ningún cargo administrativo desde hace 40 años, cuando se fundó la Casa de Cultura de Juchitán en colaboración con el Instituto Nacional de Bellas Artes. Cada quien administra su parte. Los recursos aportados de su bolsillo son entregados a la administración y él propone si se compran libros, muebles, películas o música para la Fonoteca.
Sin embargo, todo se somete a auditorías. El dinero del CNCA se maneja por separado, «yo no tengo por qué dar cuentas de ese dinero». La dependencia federal conoce de las acusaciones y, aunque ha emitido cartas aclaratorias, según tiene entendido Toledo, los medios impresos no les han dado espacio.
El artista se sienta a la sombra de un árbol de pochote, como los que crecen en Juchitán, para descansar de su espalda después de una mañana calurosa dedicada a hilar esos pelos de gato que guiarán los libros de Monsiváis. Y frente a los ataques recientes, dice: «bueno, en la calle hay gente que te saluda, te da ánimos y dice: ‘estamos de su lado’. Eso da satisfacción o consuelo; también hay quienes no se dejan influir».
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