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Librería Rizzoli de Nueva York. (Foto: Archivo)
C iudad Juárez, Chihuahua. 17 de agosto de 2015. (RanchoNEWS).- En 2013, tras 30 años de vida, tuvo que cerrar sus puertas, víctima del negocio inmobiliario sin escrúpulos. No le renovaron el contrato porque querían construir otro rascacielos más. Pero eso fue solo un paréntesis. La librería Rizzoli, conocida por sus libros de arte y moda, revistas europeas y literatura francesa o italiana, ha vuelto a la vida en Nueva York. El anterior establecimiento se encontraba en la calle 57, cerca del emblemático escenario musical Carnegie Hall y a dos calles de Central Park. Reporta desde Nueva York Eva Font para El Mundo.
La nueva Rizzoli, que abrió sus puertas a finales de julio, se ha mudado, tras mirar un centenar de posibles emplazamientos, a otro lugar conocido de Manhattan: en la avenida de Broadway con la calle 26, a dos pasos del también emblemático edificio Flatiron, y del conocido restaurante y macro tienda gourmet italiana Eataly, propiedad de Mario Batali, uno de los chef más conocidos de Estados Unidos. Rizzoli, propiedad del consorcio mediático italiano RCS MediaGroup, escogió el edificio llamado Saint James, de estilo neoclásico y construido en 1896 por el arquitecto Bruce Price.
«Somos una librería completamente independiente, que ofrece la literatura más selecta tanto de Estados Unidos como del extranjero», explicó a EL MUNDO el responsable del local, Chad Bunning, mientras finalizaba los preparativos, durante una visita guiada momentos antes de que el establecimiento abriera sus puertas al público.
El local está distribuido en tres salas, con la principal, llamada la Nave, albergando varias alcobas vestidas con los estantes de madera de cerezo originales que tenía la librería de la calle 57. El suelo es de mármol traído de Bélgica y las paredes han sido pintadas en la zona superior representando un cielo.
El establecimiento ofrece una variopinta colección de géneros, desde obras seleccionadas de ficción, pintura, fotografía, literatura infantil, religión, cine o cocina.
Desde la calle, y tras el escaparate, lo primero que se muestra, en el lado derecho, quizás para el turista que acostumbra a pasear por esa zona, son guías de viajes como las de Lonely Planet o libros sobre Nueva York. El lado izquierdo está destinado a revistas (unas 150 publicaciones) y diarios europeos.
Ya hacia dentro, los estantes ofrecen desde obras de escritores como Umberto Eco, Milan Kundera o Stephen King a la edición de El Quijote traducida al inglés por la reconocida experta Edith Grossman.
«Nuestro fuerte es también la literatura francesa e italiana», comentó Chad Bunning, que añadió que estaba preparando una sección de novelas de misterio tanto de autores estadounidenses como de otros países, además de contar también con un apartado audiovisual.
Al fondo de la librería, tras unas paredes acristaladas, se encuentra el llamado Salón, aún en obras cuando se abrió el local, y que dispondrá de un escenario móvil y varios asientos. El Salón es donde Rizzoli hace la apuesta fuerte en su nueva etapa. La sala está pensada para organizar actividades privadas para empresas, actos culturales en colaboración con instituciones como el museo Metropolitan o encuentros de moda.
«Nos queremos convertir en un centro cultural de alto nivel», agregó Chad Bunning, quien avanzó que está preparando para septiembre un acto con personalidades del mundo de la moda, aunque no quiso revelar aún sus nombres. No en vano, la moda tiene un lugar destacado en Rizzoli. Así lo muestra el escaparate, diseñado por el que fue editor jefe en Estados Unidos de la revista Vogue André Leon Talley.
El escaparate cuenta con varios maniquís vestidos de Gucci y Vivienne Westwood y calzados con zapatos de Manolo Blahnik. Las figuras humanas se exhiben con volúmenes de los artistas Damien Hirst y Jeff Koons. Un gesto que invita a entrar y a la vez un guiño para que los visitantes sepan que la moda y al arte son dos de los atractivos del local.
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