Los poetas Ernesto Cardenal y Eduardo Lizalde en la sala Miguel Covarrubias, del Centro Cultural Universitario. (Foto: Archivo)
C iudad Juárez, Chihuahua. 25 de noviembre de 2016. (RanchoNEWS).- El poeta nicaragüense Ernesto Cardenal Martínez (Granada, Nicaragua, 1925) y el poeta mexicano Eduardo Lizalde tuvieron un Encuentro poético en la UNAM, espacio en el que leyeron varias de sus creaciones, con motivo de los 50 años de Siglo XXI Editores, un público conformado en su mayoría por jóvenes. Antonio Díaz reporta para Crónica.
El primero en salir fue Ernesto Cardenal, con su característica boina y paso lento, acción que desató aplausos de los presentes en la Sala Miguel Covarrubias del Centro Cultural Universitario. «Esta lectura de poesía es como una breve antología de mi poesía», fueron las palabras del escritor nicaragüense, para después dar inicio con su lectura de poemas que hizo en distintas épocas y etapas de su vida.
Ernesto Cardenal leyó algunos pasajes de Epigramas, que dedicó a una muchacha llamada Claudia y que fueron hechos en su juventud porque fue una etapa en la que, señaló, tuvo muchos enamoramientos, además los nombres que evocó «son reales y no ficticios».
No sólo Claudia se hizo acreedora de uno de los escritos de Ernesto Cardenal, también estuvieron presentes Adelita y otros tantos para Myriam. Cada palabra que anunciaba un cambio en la dedicatoria arrancó más de una sonrisa entre los presentes.
El poeta habló de la evolución en sus creaciones, que en primera instancia estuvieron dedicadas al amor y luego a Dios, a quien calificó como «fuente de toda belleza y que me hizo entrar a un monasterio».
Ernesto Cardenal es autor de Hora Cero, Salmos, Oración por Marilyn Monroe, El evangelio de Solentiname, Canto nacional, Tocar el cielo, Cántico cósmico y Los ovnis de oro, por mencionar algunos.
Otro de los poemas que Ernesto Cardenal leyó fue 2 A.M., y también un fragmento de sus Salmos, que aunque fueron escritos hace miles de años, lo que los caracteriza a éstos es que son con un «lenguaje moderno y actualizado, no como una traducción a otra lengua, sino una traducción a la época actual», en los que además se percibió la presencia de la guerra, la fuerza de las armas, los conflictos políticos, pero sobre todo, la importancia del amor.
Ernesto Cardenal remarcó que fue con sus creaciones que por primera vez se habló de Sandino en la literatura, para después recordar que cuando salió el monasterio, estudió un seminario y así dedicarse al sacerdocio, momento en el que recibió la noticia de la muerte de Marilyn Monroe, personaje a quien le escribió.
En el monasterio Thomas Merton le enseñó a Ernesto Cardenal el valor de los indios de América, de los pieles rojas y de los indios de Mesoamérica, enseñanza que lo incitó a escribir Homenaje a los indios americanos, momento en el que dijo también escribió sobre México y pasajes son un homenaje a México.
Al término del seminario, Ernesto Cardenal recordó que fue ordenado sacerdote, para ese momento ya habían pasado unos 30 minutos y una mujer subió al escenario para darle una tarjeta que señalaba el final de su participación, acción que desconcentró al poeta por un momento y al mismo tiempo uno de los presentes gritó «¡no!». El poeta recobró rápidamente el ritmo de su lectura y siguió.
El poeta terminó su participación con la lectura de Las loras y con un fragmento de Canto Cósmico, en el que rendía homenaje a Laureano Mairena, un joven campesino que murió durante al término de la Revolución Nicaragüense, noticia que le llegó cuando era ministro de Cultura en la Isla Trinidad, en Las Antillas.
Ernesto Cardenal cedió la palabra a Eduardo Elizalde, quien indicó que «había entendido la comparecencia no para hacer un concurso de lectura, sino para escucharlo a él una vez más, porque este es un homenaje para el poeta Cardenal».
Eduardo Lizalde, autor de libros como Cada cosa es Babel, El tigre en la casa y La zorra enferma, entre otros; sólo leyó Carta urgente al creador del Universo, dedicado a Ernesto Cardenal, quien «se ha dedicado a hablar no de su persona, sino del mundo», explicó.
Al final, un joven subió al escenario de la Sala Miguel Covarrubias, del Centro Cultural Universitario para ver si obtenía un autógrafo de Ernesto Cardenal, sin embargo, el escritor respondió con una negativa, «porque después pueden pedir otros, hay mucha gente aquí, después sí», concluyó.
REGRESAR A LA REVISTA