Jim Jarmusch en Cannes el pasado mes de mayo. (Foto: Archivo)
C iudad Juárez, Chihuahua. 26 de noviembre de 2016. (RanchoNEWS).- Jim Jarmusch (Akron, Ohio, 1953) cree que todo está conectado. El círculo de la vida, siendo la vida un puzle compuesto por pequeños momentos. A Jarmusch no le interesan los porqués, le interesan todas esas pequeñas cosas que ocurren en los márgenes y las personas que están en esos márgenes. «Mis películas van sobre personajes, no sobre lo que le pase a esos personajes. Aunque sí tienen argumento, al contrario de lo que se cree». Irene Crespo lo entrevista en Toronto para El País.
El cineasta, que empezó a creer que «todas las cosas son una sola» después de que Forest Whitaker le introdujera en filosofías orientales en el rodaje de Ghost Dog, el camino del samurái, encuentra una conexión para todo lo que ocurre en su vida. Así explica que sus dos últimas películas, el documental sobre The Stooges Gimme Danger, y Paterson, «un poema cinemático», se estrenaran en Cannes. En España el retrato de la banda de Iggy Pop ya está en salas y Paterson llegará a los cines el 7 de diciembre.
Gimme Danger es la historia de «cómo unos tipos de Ann Arbor, en Michigan, formaron la mejor banda del rock del mundo»; Paterson, la vida de un tipo llamado Paterson —encarnado por Adam Driver— como la ciudad en la que trabaja de conductor de autobús, y que escribe poesía. Cuestiones de armonía. Todo está conectado. Hechos banales que acaban transformados en situaciones fascinantes.
«Parecen muy distintas estilísticamente, pero yo siento que hay un hilo que las conecta», confirma el director que revolucionó el cine indiee en los ochenta con su minimalismo en Extraños en el paraíso o Mistery Train. «Los protagonistas son gente que elige qué hacer, aunque el mundo no les responda. El rechazo que sufrieron The Stooges fue brutal, pero eso no les paró. No les hizo cambiar su música o comportarse diferente. Y por eso me inspiraron. Lo mismo les pasa a Paterson y Laura, su novia: están siendo quienes quieren ser».
Otra conexión entre las dos películas: sus orígenes se encuentran hace más de dos décadas. Fue entonces cuando Jarmusch conoció a Iggy Pop, uno de sus iconos desde que era «un adolescente en Akron y escondía su música debajo de la cama». También hace unos 20 años, Jarmusch viajó hasta Paterson siguiendo los pasos del poeta William Carlos Williams que le dedicó un libro a esta ciudad posindustrial de Nueva Jersey. «Fui hasta allí, y me interesó mucho. No para una película, sino en lo personal», explica. «En el poema, William Carlos Williams habla de sus cascadas como un hombre reclinado y empecé a pensar en este Paterson, un poeta obrero, como era Williams, comencé a reunir ideas y hace tres o cuatro años decidí ponerme a escribir su historia».
Al mismo tiempo, se puso a reunir material para dirigir el documental que su amigo Iggy le había pedido para hacer justicia a The Stooges. «Nuestra película intenta celebrarlos. La historia ya les pondrá en su sitio, porque The Stooges son inmortales. Todo lo que han dado e influido es extraordinario. Ha sido duro para él porque ha visto cómo otra gente menos auténtica recibía más reconocimiento. Ahora ya no está enfadado por el rechazo. Después de verle este año tocando con Josh Homme, le dije: "Si Bowie estuviera aquí, estaría celoso de este grupo y te lo robaría”».
Jarmusch aún exige que las entrevistas sean largas y no solo para hablar de sus películas. Hay pocas cosas que le enfaden tanto como tener que analizarlas. «Lo que tengo que decir ya lo digo en la pantalla», suelta con seriedad. «Si quisiera narrarlo con palabras, entonces sería escritor. A algunas personas les gusta promocionarse, yo lo odio. Ya soy bastante reconocible [y señala su melena que empezó a blanquearse en el instituto]. Además, mi intuición es mi fuerza y eso no se puede analizar ni explicar».
Quiere entrevistas largas, como esta en el festival de Toronto, para hablar sobre arte en todas sus formas. Jarmusch quiso ser poeta antes de ser cineasta, y es músico, líder de la banda SQÜRL. «Soy un autoproclamado diletante. Hay quien cree que es algo negativo, para mí —y he tenido que cumplir 60 años para darme cuenta— es mi trabajo. El cine es la forma artística más cercana a soñar, se construye a partir de todas estas otras artes: música, escritura, fotografía, diseño. La vida es tan corta y me interesan cosas diferentes que no conozco. No puedo ser experto en una única materia, así que soy un no experto en muchas, muchas cosas».
El arte es, además, para Jarmusch un medio más para apreciar cada instante de la vida y sentirse conectado. «Solo sé que lo único que debemos valorar es estar vivos en este planeta, que es tan cambiable, inmenso y misterioso», dice. «En Paterson quería hacer una película con poca estructura, una metáfora del día a día. Cada día es una ligera variación del anterior. La vida no tiene giros dramáticos y conflictos en cada arco».
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