El escritor portugués. (Foto: Internet)
C
iudad Juárez, Chihuahua. 13 de noviembre de 2022. (RanchoNEWS).- Empecé conociendo la obra de José Saramago antes que al autor, y en esa obra entré por la puerta principal que se llamó Memorial del convento, una novela que consolidaba definitivamente una manera personal de formular y estructurar literariamente la mirada del escritor sobre la realidad, aunque esa manera peculiar –que, según declararía en más de una ocasión el autor, obliga a leer el texto narrativo como una partitura musical– ya se había podido apreciar en los cuentos de Objecto Quase (Casi un objeto), informa El Cultural.
En Memorial del convento, como en la mayoría de las novelas de Saramago, encontramos –en yuxtaposición, conjunción y fusión definitiva– una crítica al poder y sus mecanismos de dominación (centrada aquí en la corte de D João V), una historia de amor con un personaje femenino central –aquí, Blimunda–, y una reflexión general ideológica y política, que en este caso utiliza la historia real de los sucesivos intentos de construir un globo aerostático para poder realizar el viejo sueño humano de volar para evidenciar la lucha entre dos maneras de fundamentar el conocimiento, la que lo hace basándose en el poder indiscutible de la auctoritas y la que afirma la superioridad de la razón y la experiencia.
De la mano de Blimunda, regresé a la obra anterior –cuentos, crónicas, poesía, teatro, un libro inclasificable que siempre me interesó (El año de 1993), las novelas Manual de Pintura y Caligrafía y Levantado del suelo, y el Viaje a Portugal, que me devolvió al camino que Saramago iría trazando sobre todo en el territorio de la novela con obras como El año de la muerte de Ricardo Reis, La balsa de piedra, Historia del cerco de Lisboa, El Evangelio según Jesucristo, Ensayo sobre la ceguera, Todos los nombres o La caverna, entre otras.