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Inasequible por más de dos décadas, la pieza se sometió a una profunda restauración que tardó alrededor de un año. (Foto: Archivo)
M éxico, 28 de junio, 2007. (Leticia Sánchez/ Milenio).- El mosaico transportable Río Juchitán o Baño de río que realizó Diego Rivera entre 1953-1956, para la alberca de la casa de su amigo el productor de cine Santiago Reachi, será develado el próximo 6 de julio en el Centro Cultural Muros de Cuernavaca, Morelos, luego de haber permanecido reservado por alrededor de dos décadas.
Susan Gillow, directora de Muros indicó que la obra se sometió a una profunda restauración que tardó alrededor de un año.
Señaló que para su exhibición, la pieza –que estará sostenida por cables de acero– se aseguró por un millón de dólares.
La develación estará presidida por el gobernador de Morelos, Marco Adame Castillo, por la hija de Diego Rivera, doctora Guadalupe Rivera Marín y por la crítica de arte Raquel Tibol.
Como experta en la obra del muralista mexicano, Tibol dijo que la pieza, de 8.5 por 1.5 metros, no es un mural; es más bien un tablero transportable hecho en mosaico veneciano.
Rivera creó esta obra para una casa en Cuernavaca que construyó para sí el arquitecto Carlos Lazo –quien coordinó las tareas de edificación en Ciudad Universitaria–, pero al paso de los años decide venderla y se la compra el productor cinematográfico Santiago Reachi, quien era socio de Cantinflas y de Jacques Gelman en Posa Films.
Una vez que tomó posesión de la propiedad, Reachi le pidió a Diego Rivera primero dos cuadros grandes que se colocaron en la sala de esa residencia con una arquitectura estilo tropical, con ventanales al jardín.
El muralista pintó dos tableros en tela: Pedir posada y Romper la piñata, que posteriormente vendería Inés Amor a unos mecenas estadunidense que a su vez las regalaron al Hospital Infantil, donde actualmente se encuentran.
«Cuando Diego estaba terminando de pintar in situ las dos telas, Reachi le pidió a su amigo que le hiciera un muro volado para cobijar la alberca que estaba a la intemperie. Entonces Diego dibujó un boceto que fue pasado a una tela que tenía el tamaño que iba a tener el tablero volado, y la pintura inicial, en lo que es el cartón, digamos para hacer los mosaicos, la hizo su ayudante Osvaldo Barra bajo la dirección de Rivera».
Esa casa la adquirió el empresario Manuel Suárez, al morir éste, sus hijos desprendieron el mosaico, el cual permaneció en algunas de las bodegas que tenían con los objetos que sacaron del Casino de la Selva.
La obra Río de Juchitán o Baño de río aborda un tema que le era muy grato a Rivera porque desde su regreso de Europa había estado muy ligado a toda esa zona. Él se enamoraba fácilmente y dentro de las primeras novias que tuvo fuera del distrito, estaban las tehuanas, recuerda Tibol.
El mosaico, que por algunos años se exhibió en el Hotel de México y posteriormente desapareció de la mirada del público, presenta a un grupo de mujeres indígenas en el río, con sus torsos desnudos; unas lavan ropa, otras bañan a sus hijos. La sensualidad se desborda en este escenario que es Tehuantepec.
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