viernes, julio 28, 2006
Danza/ De la escultura a la danza aérea
Foto: Tete Avíla
Sandra Licona
El Universal
Viernes 28 de julio de 2006
U n grupo de personajes dantescos desciende sobre un muro y de pronto queda suspendido en el aire. Su semblante es apacible, pero la tensión de sus cuerpos es evidente.
Estas estatuas vivientes se preparan para darle forma al espectáculo de danza aérea MunDOS MarinOS, de Gerardo Hernández, inspirado en la obra escultórica de los hermanos Javier y Jorge Marín, quienes muy a su estilo exploran la condición humana y son dueños de piezas que surgen evidentemente del mundo urbano.
Gerardo Hernández creó en 1991 la compañía Humanicorp y, a lo largo de 15 años, ha desarrollado un lenguaje dancístico aéreo que media entre el riesgo real, la ficción y la armonía de la danza, "logrando lo que nosotros llamamos un equilibrio precario".
Su encuentro con los hermanos Marín se dio a través de la escultura. "Suena cursi y trillado pero fue un enamoramiento a primera vista de sus obras".
Primero conoció a Javier y le impresionó la fuerza de sus piezas, "ese placer medio masoquista que provocan porque me dolía cada escultura, son obras muy bellas que al mismo tiempo te provocan cierta nostalgia y dolor".
Luego vino el encuentro con Jorge, pero con emociones diferentes: "Hay en sus obras un equilibrio que me recordó a los ángeles del cineasta Wim Wenders, estos seres apacibles, casi perfectos, pero con un dejo de nostalgia hasta cierto punto dantesca".
El propio Jorge Marín ha dicho que sus obras no son ángeles, sino seres humanos que se visten de pájaros porque quieren volar para alcanzar la perfección y el equilibrio humano.
De cómo fue llevar al escenario, o mejor dicho al aire escénico, las obras de los hermanos Marín, el director de Humanicorp explica que "lo interesante era hacer que estas piezas hablaran a través del lenguaje del cuerpo".
"La experiencia nos resultó relativamente fácil porque soy un coreógrafo que casi siempre parte de aspectos visuales para la creación de una obra y la articulación de un discurso corporal."
MunDOS MarinOS , como otros trabajos de Hernández -Sexto sueño: el ombligo de la Luna - es un espectáculo interdisciplinario donde tienen cabida la actuación, la danza, la acrobacia y hasta los zancos.
"Javier incluso sugirió a los bailarines y actores que al emular sus piezas lo hicieran articulando un discurso, con el lenguaje del cuerpo, y que no apostaran por lo estático. Eso volvió muy ágil el montaje."
Al escultor le interesaba también que se plasmara en la coreografía la parte social de sus obras.
"Me dijo que todos esos personajes, sobre todo los que descienden por la pared, estaban tan ensimismados que no se podían relacionar con los demás. Entonces sentí que la mayor parte de su obra, sobre todo, las contracturas en sus personajes, sólo se podían dar en un lugar donde viven millones de habitantes".
Hernández aclara que la obras de Jorge y Javier no interactúan en el escenario porque así lo pidieron los propios escultores.
No es una cuestión de ego, sino de respetar espacios. "Para mí había ciertas prioridades: entender conceptualmente las obras de ambos y resignificar a sus personajes con una búsqueda personal".
La búsqueda estética de Hernández lo ha llevado a la danza aérea, que muy poco se practica en México y más bien se ha desarrollado en países como Bélgica, Canadá y Francia.
"Antes que bailarín fui atleta y artista plástico, y cuando me involucré finalmente en la danza nunca me pude desprender de esos lenguajes... Lo único que deseaba era ponerles alas de Ícaro a los bailarines y hacerlos volar y transgredir el espacio, así nació mi danza aérea, que media entre el circo, el teatro y la danza como lenguaje artístico.
"En el buen sentido de la palabra, seduje a los atletas y los volví bailarines y viceversa."