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Obra de la artista. (Foto: Fidel Delgado)
E cuador (Agustín Garcells Cordón/La Hora) .- Corrían las tres primeras décadas del siglo XX y principalmente en París la vanguardia europea -entre el asombro, la incredulidad y el escándalo, el aplauso y el rechazo-, integraba pintura, escultura, música, moda, literatura y artes escénicas en un experimento jamás visto para llegar a un público más amplio.
En ese ejército de vanguardia figuraron nombres antológicos junto a otros menos conocidos y que no exentos de vicisitudes supieron poner su grano de arena en el movimiento cultural de su época. Entre ellos estuvo la artista rusa Malvine Tcherniak, a quien la rueda de la vida la traería definitivamente hasta Ecuador.
Peregrinaje
Malvine nació en Smolenks, Rusia, en 1894. Partió de su país natal en 1911 a raíz de la muerte de su padre, en un viaje que finalmente marcaría la ausencia definitiva de su terruño.
De los días vividos en Rusia quedaron para la posteridad inspirados poemas, género literario que parece quedó petrificado en un pequeño cuaderno de pasta negra que fue traducido al español por el Embajador de Rusia en Ecuador, muchos años después, a pedido de su hija Luce Deperon. Pero otras manifestaciones del arte, un tanto contenidas, brotaban y se desarrollaban con gran ímpetu.
Junto a su madre y hermanas llegó a Amberes, Bélgica, donde residieron hasta que ese país fue invadido por Alemania durante la Primera Guerra Mundial. Entonces la familia, de sangre judía, huye a Londres.
En la capital británica 'Malacha' inició sus estudios artísticos en en el 'Tate Institute', preparación que compartía con la enseñanza del idioma ruso a diplomáticos ingleses.
Al finalizar la primera conflagración mundial realizó estudios en Berlín, Alemania, en donde expuso algunas de sus obras.
En la década de los años 20 del siglo pasado vivió intensamente la magia de Montparnasse en la capital francesa, sitio de los grandes y pequeños cafés, restaurantes, librerías y galerías donde convergían artistas de todo el mundo.
En su escala francesa, de indudable trascendencia en su formación y consolidación artística, fue alumna de Bourdelle, Maillol y Giacometi en la Academia Grande Chaumiere.
Fue precisamente en París, entre 1922 y 1930, donde Malvine participó con mucho éxito y ganó renombre en las exposiciones del Salón de Antoune, codeándose con celebridades como Vlamink, Miró y Zadkine.
Etapa ecuatoriana
La llegada a Ecuador, última etapa de su vida, se produjo cuando acompañó a Paul Deperon, con quien se casó a despecho de la opinión de su familia que objetaba la relación por consideraciones relacionadas con la diferencia de edad y de religión.
Ante la oposición a su matrimonio, comentó una vez a sus tíos: “Aunque este amor dure sólo un año, tengo que vivirlo”. Indudablemente, quien fuera después su esposo fue flechado por la mística y el idealismo ruso.
Junto a Deperon, abogado internacional belga, Malvine tuvo estadías en Ginebra (Suiza), y Princeton y Nueva York (Estados Unidos de América). Él llegó a ser miembro de la Liga de las Naciones y luego, cuando esta organización dio paso a las Naciones Unidas en 1946, sería el primer representante de la ONU en Ecuador desde 1948 hasta morir en 1952.
La obra de Malvine en Ecuador no es suficientemente conocida, como tampoco debidamente apreciada. Realmente dejó una importante herencia en la pintura y la escultura, además de una labor de promoción cultural un tanto callada y anónima por su carácter retraído y su personalidad enigmática, en lo que mucho pudo influir su condición de desplazada de su propia cultura, el desconocimiento del idioma español y la xenofobia propia de la época que le tocó vivir.
Huella
Malvine tuvo una hija, Luce Deperon, quien aunque confiesa que “no conocí a la mujer apasionada que fue mi madre”, sí heredó su mismo espíritu y su arte.
Sus nietas: Shirma (escultora y pintora), Dayuma (pintora y artesana) y Yanara (cineasta) hijas del pintor Osvaldo Guayasamín, herederas del talento de su padre, también reflejan en su obra -a juicio de Luce- la influencia del alma rusa de su abuela, manifestada en el colorido y el sentido estético de sus obras, por lo que puede decirse que “una parte de Rusia está injertada en la cultura del Ecuador”.
Desde su llegada a nuestro país en 1948, Malvine se aficionó como escultora a la rica arqueología nacional, por cierto no bien valorada en aquel momento por sentimientos discriminatorios que consideraban a las creaciones indígenas como un arte menor, etapa felizmente superada.
Las primeras piezas de la colección Guayasamín y Cruz-Deperon fueron adquiridas por Malvine.
Quienes pasan actualmente por la Galería Artes, ubicada en las calles Veintimilla y 6 de Diciembre en Quito, quizá ignoran que esa casona fue dada por Malvine como herencia a su hija Luce Deperon y funciona como institución cultural desde 1964.
Primero fue museo arqueológico y ahora es galería familiar, donde exponen los miembros de su descendencia y también muchos otros artistas ecuatorianos. También es un espacio para conciertos de música de cámara y para seminarios y simposios culturales.
“Agotada de tantos trasplantes, poco hablaba, tal vez por la barrera de lenguas o porque su alma atrofiada por tantas vicisitudes ya no podia expresarse”, recuerda Luce. Malvine muere en Quito, en 1968. Su espíritu ruso encontró la paz definitiva, la única verdadera, en el cementerio de El Batán.
RECUADRO
Exposiciones
Sociedad Nacional de Bellas Artes, Grand Palais, París, Francia (1922 y 1924).
Grosse Berliner Kunstausstellung, Berlín, Alemania (1923).
Salón d'Autonne, París, Francia (1925 1926, 1927,1929).
Salón Trienal, Amberes, Bélgica (1926, 1930).
Sociedad de Artistas Independientes, París, Francia (1925).
Salón de las Tullerías, París, Francia (1926, 1927, 1928, 1932).
Galería de Arte Contemporáneo de Francia, París (1927).
Salón de la Escuela de París, Ostende, Bélgica (1931).
Colecciones
Colección Carol Lloyd, California, EE.UU.
Colección Sigurd Rassmussen, Washington, EE.UU.
Colección Familia Tcherniak, Londres, Inglaterra.
Colección Mischa Lipchtz, París, Francia.
Colección Tcherniak, Buenos Aires, Argentina.
Colección Cruz-Deperon, Quito, Ecuador.
Museo del Banco Central, Quito, Ecuador.
Susan Gruen, Berlín, Alemania.
Kurt Kiwi, Quito, Ecuador.
El cuerpo
Por Malvine Tcherniak
El cuerpo joven es esbelto
está erguido, como un junco,
se balancea a la derecha, a la izquierda.
Sobre las piernas, columnas esculpidas,
ondula la forma del torso,
y sobre él, más y más alto,
se eleven los montes del busto
que culminan en corales.
Sobre el arco de los hombros
con orgullo se alza la cabeza;
en líneas redondeadas y agudas!
colma la belleza cobriza
El cuerpo es esbelto, el cuerpo es tierno
el cuerpo es infinito como el universo!
impenetrable
La vista es importante para ella
le gustaban los colores, se vestía
de forma extraña, el colorido
de su tierra.
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