El arpista paraguayo. (Foto: JMV/ RanchoNEWS)
C iudad Juárez, Chihuahua. 23 de septiembre de 2009. (Jacqueline Rodríguez Jiménez / RanchoNEWS).- Virtuosismo y originalidad en dos disciplinas artísticas completamente diferentes es lo que se pudo ver la noche del miércoles con el espectáculo de Australiano Strange Fruit y la música latinoamericana del paraguayo Celso Duarte.
Hasta el viento estuvo presente esa noche, donde la gente se mantuvo fuerte a pesar de ambiente fresco que imperó, ya que el evento se desarrolló en la explanada del Centro Cultural Paso del Norte, como parte del 5to. Festival Internacional Chihuahua.
Los primeros en hacer su acto fue Strange Fruit, quienes maravillaron al presentar su show montados en pértigas flexibles de cuatro metros de largo, para recrear la ilusión del primer amor.
La idea concebida por su director, propone un campo de trigo surrealista, en las que sus cuatro actores parecen ser espigas de trigo que se mecen con el viento, y es así como fueron desarrollando el tema del enamoramiento combinando danza, circo, mímica y drama.
Fijados en el aire, dormidos, uno de ellos despierta y se da cuenta que está suspendido en el aire por lo que trata de equilibrar sus movimientos con cierto temor, mientras el público grita al verlo. Ya confiado se da cuenta de que los demás están inmóviles y los despierta a cada uno, teniendo las mismas reacciones. Así poco a poco se van descubriendo unos a otros como a sí mismos, viviendo intensas emociones balanceándose de un lado a otro, por espacio de media hora.
Acto seguido, el prodigio del arpa paraguaya iniciaría su concierto De Sur a Sur, al interpretar «Cascada» una polka paraguaya y «Debajo de la carreta», tema veracruzano.
A pesar de que el viento fresco estaba más fuerte, Celso Duarte supo dar calor con unos sones jarachos en compañía de cuatro músicos más.
«El cascabel», «El Siquisirí», «Son de a Candela», «La Petenera», «Charangeando», fueron de los temas con los que puso sabor a la velada, imprimiéndole su particular estilo con su compañero inseparable, el arpa paraguaya, entre otros instrumentos.
También pudo disfrutarse de coplas que fueron de la delicia del público por ser picantes y pintorescas, así como de la versatilidad musical al integrarse un bajo y percusiones para algunas piezas de jazz latino.
Solo o acompañado por grandes músicos, Celso Duarte maravilló con su talento espectacular, con ese deseo de llevar a cada lugar esa rica variedad de música existente en América Latina, fusionándola con demás ritmos, haciéndola disfrutable para cada uno de los sentidos, no por nada existe un festival con su nombre o grandes artistas de la talla de Lila Downs se hacen acompañar en el escenario por él.
«La bamba» sería el último tema que interpretaría con arreglos de zamba y reguetón, donde le público no resistió el bailarla de principio a fin, y quien además lo obligaría a regalar otra interpretación como «La iguana» y ser despedido con un caluroso aplauso.
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