Rancho Las Voces: Obituario / Mercedes Sosa
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miércoles, octubre 07, 2009

Obituario / Mercedes Sosa

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La cantante argentina. (Foto: Archivo)

C iudad Juárez, Chihuahua. 4 de octubre 2009. (RanchoNEWS).- La cantante argentina Mercedes «La Negra» Sosa, una de las voces apreciadas de la música contemporánea, murió el domingo, a los 74 años, tras varios días de agonía en su lecho de enferma en un sanatorio de Buenos Aires. Una nota de RFI:

Era la cantante folklorista por excelencia de América Latina y una de las voces más apreciadas del continente. «La Negra» como la llamaban cariñosamente, falleció a los 74 años en un establecimiento de Buenos Aires, tras varios días de agonía, debido a un grave deterioro de sus funciones pulmonar, hepática y renal.

La popular Mercedes Sosa deja una discografía extraordinaria, no sólo por su magnífica voz, sin parangón dirán muchos, sino por la cantidad de artistas latinoamericanos con los que cantó y los estilos musicales que abordó. Entre los títulos que inmortalizó se encuentran «Alfonsina y el mar», «Gracias a la vida», «Razón de vivir», así como numerosas zambas, chacareras, milongas y tonadas que se escucharon en todo el continente en los años 70 y 80.

Entre los hitos de su carrera figura haber cantado en la Capilla Sixtina del Vaticano (diciembre de 1994), en un colmado Carnegie Hall en Nueva York (febrero de 2002) y en el Coliseo de Roma (mayo de 2002) para pedir por la paz en Medio Oriente junto a Ray Charles, entre otros.

Haydée Mercedes Sosa, nació en Tucumán, el 9 de julio de 1935. Comenzó a cantar muy joven y a los 15 años ganó un concurso en una estación de radio. Muy rápido se comprometió con el movimiento llamado la nueva canción, grabando un primer álbum, «Canciones con Fundamento», un compendio de canciones folklóricas argentinas.

Simpatizante de Perón en su juventud, Sosa apoyó durante su vida las causas de izquierda. Tras el golpe de Estado del 24 de marzo de 1976, permaneció en Argentina a pesar de la represión y del hecho de que sus discos fueron prohibidos. En 1979, en un concierto en La Plata, fue cacheada y arrestada en el escenario. Decidió entonces exiliarse en París y después en Madrid.

Volvió a Argentina en 1982, poco después de que el régimen militar se viera obligado a traspasar el poder al gobierno civil, tras la Guerra de las Malvinas.

En su apasionada búsqueda artística, Sosa incursionó en el rock and roll argentino, junto a populares músicos y compositores como Charly García, Fito Páez y León Gieco. Su relación con los músicos jóvenes de su país así como de otros países fue constante y fructífera. Su último álbum, «Cantora», que grabó ya enferma, es un testimonio de esa eterna búsqueda, pues en él figuran artistas como Shakira, Calle 13, Caetano Veloso, Juan Manuel Serrat, Joaquín Sabina, entre otros.

«Yo me atrevería a decir que fue la Callas de la música folklórica latinoamericana», declaró a rfimundo.com el músico Angel Parra, hijo de la compositora y cantante chilena, Violeta Parra, autora de muchas de las canciones de Sosa. «Es una gran personalidad que se va, pero quedará su obra, quedarán sus canciones, todo lo que ella hizo en tantos años de trabajo», agregó Parra.

Pero su mayor aporte fue quizá en el campo de la música folklórica latinoamericana, en el que mantuvo una intensa conexión con otros artistas como Atahualpa Yupanqui o Violeta Parra. Sus interpretaciones de la Cantata Suramericana o la Misa Criolla recibieron premios internacionales. Sin embargo, ella se consideró siempre como una «negra petisa» (una mujer pobre, morena y pequeña). «Éste es un país de negros en el que todos son rubios», llegó a decir con ironía.

Uno de los momentos cumbres de su carrera fue cuando cantó «Caruso», en dúo con el fallecido tenor italiano Luciano Pavarotti, otro artista que se preocupó por tender puentes entre géneros musicales.

Según declararon sus familiares en su sitio web oficial, Mercedes Sosa murió acompañada, «inclusive cuando ya no podía saberlo (…) pasó esos últimos momentos en paz, peleando aguerridamente contra una muerte que terminó ganándoles la pulseada».


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