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Momento del concierto. (Foto: Ricardo López / FICh)
C iudad Juárez, Chihuahua. 13 de septiembre de 2009. (Jacqueline Rodríguez Jiménez / RanchoNEWS).- Los fronterizos vibraron ante la presencia de la cantante Concha Buika, quien desde que se plantó en el escenario del Teatro Víctor Hugo Rascón Banda, del Centro Cultural Paso del Norte, lo hizo suyo con su pasión interpretativa, con su salero al bailar y esa chispeante y natural carisma que la caracteriza.
Este acercamiento al bagaje artístico que envuelve a la cantante española (Palma de Mallorca), de origen africano (Guinea), pudo ser posible por el Festival Internacional Chihuahua, que en su quinta edición tuvo la acertada decisión de invitarla para representar dignamente al país invitado de este año, España.
A pesar de la importancia del artista en presentarse, el recinto no lució a su máxima capacidad, pero el público ahí reunido supo a bien responder a la cantautora, quien acompañada de dos extraordinarios músicos en piano y cajón, ofreció un breve pero nutrido concierto, conformado principalmente por temas de su tercer álbum «Niña de Fuego».
El recital dio inicio faltando quince minutos para las ocho de la noche, en medio de intempestivas intervenciones del público que a base de aplausos exigía la presencia de la intérprete.
Orgullosa del origen del que proviene, Concha lució un top y falda larga con los colores propios de África, esta última con cola, a la pura usanza española. Y que decir de su talento que a más de uno erizó la piel con cada letra de sus canciones, pero sobre todo por su sentir al momento de interpretarlas, ese arrojo que surgía desde lo más profundo de su ser y que lo liberaba con ese cante espectacular.
Al ritmo del jazz, bolero, flamenco, rumba o copla, la artista se dejaba llevar y bailaba los clásicos pasos de los gitanos, pero también surgía de ella de manera natural esos movimientos sensuales característicos de las danzas tribales africanas.
Su repertorio estuvo compuesto por más de diez temas, entre ellas «Mi Niña Lola», «La falsa moneda», «La niña de fuego», «Volverás», «Buleria Alegre», «Ay de mi primavera» y «Volver, volver», con la que brindó por Chabela Vargas y José Alfredo Jiménez.
Ante las variadas ovaciones del público, Concha respondía con gracias, regalando enormes sonrisas, meditando sobre sus canciones o relatando su experiencia en la ciudad atreviéndose a decir «De este extraña y maravillosa ciudad he escuchado tantas cosas, pero será un gusto llevar a España noticias de que es un lugar de ensueño».
Marcando una hora exacta de su presentación, Concha Buika, pretendía dar por terminado su concierto pero el público ni siquiera le permitió que abandonará el escenario, obligándola a quedarse para deleitarlos con más de su arte musical, y así o hizo incluso regalo un canto de la tierra de su estirpe, cerrando con broche de oro su actuación en esta ciudad.