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El investigador. (Foto: Archivo)
C iudad Juárez, Chihuahua. octubre 2009. (RanchoNEWS).- Según el investigador Gustavo Jiménez Aguirre, aún pesan muchos estigmas y falta de información en torno de la literatura que se generó en México durante el último tercio del siglo XIX y los primeros años del XX. Una nota de Ángel Vargas para La Jornada:
Esa situación, explica el especialista, adscrito al Centro de Investigaciones Filológicas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), responde al rompimiento político, económico, social y cultural que significó la Revolución Mexicana con lo que se suscitó y desarrolló en la vida nacional durante el porfiriato.
Un claro testimonio de esas lagunas y falta de reconocimiento que prevalecen sobre las letras mexicanas de aquella época es el caso de la novela corta, sostiene, aunque en realidad se trata de una condición que se extiende a la narrativa de esos años, la cual ha sido etiquetada de modernista, cuando en realidad implica una diversidad mucho más rica y amplia.
Conforme se ha estudiado la literatura del siglo XX, asegura Gustavo Jiménez, queda de manifiesto que gran parte de las letras y la cultura mexicanas posteriores a la Revolución se gestaron de 1872 a 1922 y no a partir de las vanguardias surgidas en los años 20 de la centuria pasada, como hasta hace poco se sostenía.
«En ese periodo se funda lo que es la novela corta en el siglo XX. Los escritores de esos años son los fundadores de la modernidad», agrega el estudioso en entrevista a propósito del primer coloquio internacional Panorama de la Novela Corta en México (1872-1922), que comenzó este lunes y concluirá el jueves en el Instituto de Investigaciones Filológicas y la Facultad de Filosofía y Letras, en Ciudad Universitaria.
«Con el proceso histórico de la Revolución se echó mucha tierra hacia atrás y se marcó que todo empezó en México después de y con esa gesta armada. Pero en el siglo XIX, en su último tercio, se fundó mucho de lo que hemos sido y somos hoy día».
Presentarán página electrónica
Jiménez, organizador del encuentro al lado de los también investigadores Esther Martínez Luna y Christian Sperling, sostiene que, no obstante su importancia histórica y estética, la literatura del último tercio del siglo XIX se mantiene hasta la fecha aislada tanto de la edición como de los estudios literarios y de la divulgación.
«Este corpus de 1872 a 1922 ha sido etiquetado de novela modernista, en lo que no estamos de acuerdo. No sólo hay novela modernista, aunque es importante, sino que existen otras tendencias, otros autores; es un corpus, un periodo diverso en cuanto a temáticas, tratamientos de escritura de la novela corta».
El investigador precisa que la razón de ubicar en 1872 el punto de partida de la novela corta moderna en México es porque ese año se publicó el libro Confesiones de un pianista, de Justo Sierra.
Esa obra marcó «una ruptura frente a las propuestas nacionalistas, localistas, de Ignacio Manuel Altamirano; por ejemplo, de Navidad en las montañas, novela muy programática de la literatura, muy de apostar por los valores nacionales, y todo esto entendido en función de lo que acababa de pasar: la guerra contra el imperio de Maximiliano», explica.
«Hay una convocatoria de Altamirano para que los escritores de diversas tendencias lleguen a un acuerdo para escribir y educar al pueblo, pero pensando en valores nacionalistas».
En Confesiones de un pianista, según Jiménez, Justo Sierra se propone explorar más el yo de un artista, a partir de lo cual otros escritores comienzan a ocuparse de otros problemas y tratamientos y a escribir obras más complejas.
En el coloquio se debate sobre la fortaleza y la vigencia de la novela corta en México y el resto del mundo.
Como parte del encuentro, además, se presentará la página web La novela corta: una biblioteca virtual (www.lanovelacorta.com), integrada por ediciones electrónicas y facsimilares on line de libros escritos en el país entre 1872 y 1922, proyecto del cual es responsable Gustavo Jiménez.
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