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La «tentación rubia». (Foto: Milton Greene)
C iudad Juárez, Chihuahua, 4 de enero 2012. (RanchoNEWS).- Pocas estrellas del imaginario popular han suscitado tanto interés –léase morbo– décadas después de su muerte como Marilyn Monroe. La «tentación rubia» era el ejemplo perfecto de un cóctel sumamente atractivo para el público: fama mundial, sensualidad desbocada, vida turbulenta, psique atormentada más suicidio temprano, por lo que cualquier proyecto que lleve su nombre encuentra acomodo fácilmente en el mercado cultural, y más teniendo en cuenta que en 2012 se cumple el 50° aniversario de su muerte. Coincidiendo en el tiempo con el estreno británico y estadounidense de la película Mi semana con Marilyn –que aún no tiene fecha fijada en España–, Global Rhythm ha rescatado My story, las memorias en las que la actriz profundizaba en los cuatro primeros ingredientes de la fórmula y vaticinaba el último: «Yo era el tipo de chica a la que encuentran muerta en su dormitorio con un frasco de somníferos en la mano». Una nota de Fernando Díaz de Quijano para El Cultural:
De sus páginas nació otra de las frases más famosas de Marilyn: «Hollywood es un lugar donde te pagan mil dólares por un beso y cincuenta centavos por tu alma. Lo sé porque rechacé la primera oferta bastante a menudo y cobré siempre los cincuenta centavos». La historia del libro, cuyo manuscrito original data de 1954, estuvo rodeada de controversia. El reconocido guionista de Hollywood Ben Hecht (ganador de un Oscar por La ley del hampa) fue el interlocutor elegido por la actriz para sincerarse y saciar la sed que prensa y público tenían de conocer todos los detalles de su vida privada. Marilyn lo contó todo: su infancia en varios hogares de adopción, donde era siempre la última en bañarse sin que cambiaran el agua; la desgarradora historia de su verdadera madre, una cortadora de negativos en los estudios Columbia que acabó en un psiquiátrico –el mismo en el que habían sido recluidos otros miembros de la familia–; la ausencia de su verdadero padre, a quien sólo había visto en una foto en la que se parecía a Clark Gable; su precoz y forzado descubrimiento de la sexualidad; sus experiencias con los hombres, su ascenso en Hollywood y la desazón que sentía envuelta en aquel mundo de superficialidad.
Hecht hizo un magnífico trabajo, según todas las partes implicadas. En pocos meses redactó un borrador a partir del material recopilado en las entrevistas que mantuvo con Monroe. Ella desgranó la historia de su vida –la de su yo primigenio, Norma Jeane Mortenson, y la de su alter ego, Marilyn– con pelos, señales y algún adorno –más tarde reconoció haberse inventado que estuvo en un orfanato–. Pero casi todo era cierto: «Es fácil saber cuando dice la verdad. Si un hecho real sale de su boca, sus ojos empiezan a derramar lágrimas. Ella misma es su propio detector de mentiras», aseguraba Hecht en una carta a su agente, Jacques Chambrun .
La satisfacción de Monroe, sus agentes y Hecht se truncó cuando Chambrun vendió los derechos de la obra al Empire News de Londres sin el consentimiento de nadie. Y lo que es peor, la versión que vendió no tenía nada que ver con el manuscrito de Hecht. Poco después de la publicación en el dominical británico, el fotógrafo Milton Greene, amigo íntimo y colaborador de Marilyn, compró los derechos para proteger a su amiga, según explica en el prólogo el periodista y editor Víctor Fernández. Green sacó a la luz el manuscrito en 1974, ocultando la autoría de Hecht, que no fue oficialmente reconocida hasta el año 2000. La versión definitiva –que ya incluye el nombre de Ben Hecht como «colaborador»– es la que lanza ahora Global Rhythm, en una edición que incluye fotos exclusivas de Greene –cuyos pormenores explica su hijo Joshua en el prólogo.
Como apuntábamos al principio, la edición española de las memorias de Monroe se suma a Mi semana con Marilyn, una película británica que revive un corto episodio de la vida de la actriz. En 1956, la estrella visitó Inglaterra para rodar El príncipe y la corista, dirigida y coprotagonizada por Laurence Olivier. Monroe estaba recién casada con Arthur Miller, que viajó con ella pero abandonó el país antes de que acabara el rodaje. Colin Clark era un joven sin experiencia que quería dedicarse al cine y por una carambola acabó siendo el inseparable escolta de Monroe durante una semana. Gracias a la amistad de sus padres con el matrimonio formado por Olivier y Lilien Veigh, Clark consiguió que le nombraran tercer ayudante de dirección. Éste plasmó sus experiencias junto a la actriz en dos libros. El primero de ellos, un diario de rodaje, fue convertido en documental televisivo en 2004. Ahora, el segundo, en el que Clark relataba su relación con Marilyn, ha sido trasvasado a la gran pantalla en esta película, dirigida por Simon Curtis y escrita por Adrian Hodges. Eddie Redmayne interpretará a Clark y Michelle Williams (Brokeback Mountain, Shutter Island) ha asumido la difícil tarea de revivir la sensualidad y la compleja personalidad de Marilyn. Aunque la crítica internacional ha aclamado su interpretación, en España tendremos que esperar para comprobarlo hasta que la distribuidora Wide Pictures anuncie la fecha de su estreno en nuestras pantallas.
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