El historiador, ayer, al dar a conocer los tres primeros volúmenes de Cantares mexicanos. (Foto: Yazmín Ortega Cortés)
C iudad Juárez, Chihuahua, 16 de febrero 2012. (RanchoNEWS).- «La literatura verdadera es como un faro que nos abre el camino, y aquí tenemos ese faro», expresó el historiador Miguel León-Portilla sobre la poesía indígena. «Vamos a aprender pensamientos muy hondos, que nos pueden servir de guía para la situación actual, por ejemplo: ‘¿adónde va mi corazón?, no puedo darle rumbo. Lo llevo sin rumbo, lo voy a destruir’», recitó con motivo del anuncio de la publicación de los Cantares mexicanos, editados por la Universidad Nacional Autonóma de México (UNAM). Una nota de Alondra Flores para La Jornada:
Una labor de 20 años, encabezada por León-Portilla, en la que finalmente se cristaliza el trabajo minucioso de palografía, transcripción, traducción y análisis de versos en lengua náhuatl, «la poesía más antigua de la que tenemos testimonio cierto en México», rescatados por pocos frailes humanistas en el siglo XVI. Los tres primeros volúmenes se presentarán el 22 de febrero en la Sala Nezahualcóyotl, en Ciudad Universitaria, fecha en que León-Portilla cumplirá 86 años de «juventud acumulada», como le gusta decir.
Defensa de la cultura primigenia
El también antropólogo, lingüista y poeta aprovechó la conferencia de prensa para, como ha hecho durante medio siglo, defender nuestra cultura primigenia. «Para nosotros pensar esto nos debe ayudar a rescatar a los indígenas, a reconocer sus demandas; que ellos participen plenamente en la vida de México manteniendo lo que quieran de su lengua y su cultura, no necesariamente absorberlo y que sean como nosotros: más bien podemos aprender mucho de ellos y reconocernos a nosotros mismos».
La misión, que abre la flor y el canto, lo bello de la poesía que se devuelve a sus descendientes, comenzó cuando en 1991 la historiadora Guadalupe Curiel Defossé, con una edición de Visión de los vencidos entre sus manos, se encontró con una referencia de León-Portilla de un rarísimo y único manuscrito que resguarda la Biblioteca Nacional desde 1583, cuando la máxima casa de estudios era la Real y Pontificia Universidad de México.
Curiel Deffosé, actualmente directora del Instituto de Investigaciones Bibliograficas de la UNAM, presente en el anuncio editorial, se propuso rescatar para su estudio el manuscrito del Fondo Reservado conocido como Cantares Mexicanos. Entonces para esa labor se creó un seminario, coordinado por Miguel León-Portilla, que convocó a un grupo de investigadores.
Los 86 primeros folios, que dan nombre al manuscrito, aparecen en una edición bilingüe de los numerosos cantos eróticos, filosóficos, guerreros, de primavera «floridos», entre otros tipos, algunos de autores conocidos como Nezahualcóyotl, que permiten acercarse a la esencia de la sensibilidad prehispánica y que son un tesoro con letras alfabéticas y un estudio epistemológico, porque «cada lengua es un tesoro, es una atalaya para ver la realidad», es la maravilla de las lenguas, algunas agónicas, lamentó.
Renacer de la nueva palabra
La publicación ha sido enriquecida con centenares de notas, un prólogo de Curiel, un estudio de León-Portilla, otro sobre ritmos y medidas, y uno más con las marcas de agua que revelan datos historiográficos. Continúan en preparación para su publicación el resto de las 295 fojas, escritas a mano por ambos lados, en su mayoría en náhuatl, las cuales se componen de discursos y enseñanzas, que muestran «la vida desde la perspectiva de la muerte» y que el historiador comparó con los Diálogos de Platón, en una analogía expuesta en su tesis doctoral, La filosofía náhuatl estudiada en sus fuentes, que motivó numerosas burlas.
«No somos gatos de la historia», sentenció enfático, con un humor que acompaña su pasión: «somos herederos de dos civilizaciones originarias y extraordinarias: la de Mesoamérica y la del Mediterráneo, en la que confluyen desde Mesopotamia, los hebreos, los griegos y los romanos.» Pero, ¿por qué entonces estamos así?, le preguntó un alumno en alguna ocasión. «Por corrupción y por pereza» –respondió.
«La antigua sabiduría se refugió en el corazón», a pesar de los enemigos de las lenguas indígenas, como fueron los gobiernos independientes, pero desde hace 40 años hay un resurgir de la nueva palabra, como Natalio Hernández, dijo, y miró al poeta, sentado en primera fila.
Los Cantares mexicanos tienen una especial dedicatoria a Ángel María Garibay, quien forma parte de «una carrera de relevos» para preservar el conocimiento, en la que han participado fray Bernardino de Sahagún, José María Vigil, ex director de la Biblioteca Nacional en el siglo XIX, y que ahora es portada por León-Portilla, quien también recordó a colaboradores que murieron en la realización del estudio. «Si no lo sacamos pronto, ya no va a quedar ninguno vivo», comentó que le dijo alguna vez su esposa.
En la sala que lleva el nombre del más grande poeta náhuatl –«él se alegra donde sea que esté»–, se presentarán estos cantares que eran acompañados de música, baile, ofrendas de copal. La celebración, con entrada libre, es en la Sala Nezahualcóyotl, a las 19 horas, donde también participarán el arqueólogo Eduardo Matos Moctezuma, Vicente Quirarte, la música del grupo Xochicuicanih, que coordina Natalio Hernández, y declamaciones de Librado Silva en lengua indígena. Una fiesta en la que el celebrado es quien ofrece un regalo: «hay una sabiduría, no cabe duda».
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