El catedrático mexicano. (Foto:Archivo)
C iudad Juárez, Chihuahua, 10 de febrero 2012. (RanchoNEWS).- El historiador Alfredo López Austin (Ciudad Juárez, Chihuahua, 1936) recibirá un homenaje este viernes y sábado en la Universidad Estatal de California, en Los Ángeles, con la participación de destacados especialistas provenientes de diversas latitudes. Una nota de Ana Mónica Rodríguez para La Jornada:
El simposio Teotihuacan to Tenochtitlan, cultural continuity in Central Mexico se efectúa en tributo a López Austin, quien es investigador emérito del Instituto de Investigaciones Antropológicas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), así como experto en mitología y cosmología mesoamericanas.
López Austin ha puesto énfasis en el estudio de los pueblos nahuas y es autor de más de 120 artículos; entre sus libros destacan Breve historia de la tradición religiosa mesoamericana, El conejo en la cara de la Luna, Tamoanchan y Tlalocan, Los mitos del tlacuache, Una vieja historia de la mierda, Cuerpo humano e ideología, Hombre-Dios y La Constitución Real de México-Tenochtitlán.
En el foro académico participarán especialistas de Europa, Estados Unidos y México, entre ellos figuran el arqueólogo Eduardo Matos Moctezuma; Diana Magaloni, directora del Museo Nacional de Antropología, y el hijo del homenajeado, Leonardo López Luján, director del Proyecto Templo Mayor.
Curiosidad científica
El año pasado, Alfredo López Austin recibió el premio Linda Schele por sus aportes sobre el arte y la cultura de Mesoamérica, así como la medalla H.B. Nicholson a la excelencia en estudios mesoamericanos.
Las instituciones que lo galardonaron fueron las universidades de Texas, en Austin, y de Harvard, por conducto del Archivo Mesoamericano del Museo Peabody de Etnología y Arqueología.
A propósito de esos premios, Alfredo López Austin dijo a este diario: «Hay que vivir plenamente día tras día, como si tu labor fuera una aventura de duración y resultados inciertos. Científicamente eso es el trabajo de un investigador. Creo que el juego cotidiano de la ciencia es más importante que el establecimiento de una meta de triunfos o de reconocimientos. Gozo al dedicarme a satisfacer permanentemente mi curiosidad científica, como si me enfrentase a una sucesión interminable de retos».
REGRESAR A LA REVISTA