La investigadora Ingrid Suckaer, durante la presentación en el Foro Cultural Chapultepec. (Foto: José Carlo González)
C iudad Juárez, Chuihuahua, 12 de febrero 2012. (RanchoNEWS).- «Si desde jóvenes fuéramos educados eróticamente, nuestra calidad de vida sería muy distinta», expresó Ingrid Suckaer, autora del libro Erotismo de primera mano. Artes plásticas y visuales en México, siglos XX-XXI (Editorial Praxis, 2011), «accesible» para el público joven, por el que la crítica de arte siente «mucha empatía». Una nota de Merry MacMasters para La Jornada:
Presentado en días pasados en el Foro Cultural Chapultepec, el volumen comprende una selección de 100 artistas que a Suckaer «desde mi subjetividad, me dicen algo respecto de la erótica». Aclaró partir de que «el erotismo va más allá de lo que nos puede decir el cuerpo del otro (...) se refiere también a lo que me pueden decir la naturaleza y la meditación».
La curadora y crítica agregó que el filósofo francés Georges Bataille observó tres tipos de erotismo: el del cuerpo, que caracterizó como el mero deseo; el del corazón, que es la pasión y el amor, y el sagrado, que es la discontinuidad vía el espíritu. Todos persiguen la permanencia del ser.
El escritor José Antonio Lugo, por su parte, mencionó varias razones por las cuales felicitar a Suckaer. Primero, por la ambición del proyecto: «Toda antología es una selección, y como tal está sujeto a una visión del arte y del mundo. Si bien el erotismo es la guía para esta revisión, que es al mismo tiempo una antología, me queda claro que se necesita valor para incluir o excluir a los artistas. A partir de poner sus cartas sobre la mesa surgirán nuevas interpretaciones. El tema en sí entra en ese debate intelectual que nos hace tanta falta ahora que los medios se apoderan de todo y el arte queda como un producto de consumo, en el mejor de los casos».
Otra virtud del tomo es que «rescata algunos pintores no tan conocidos o la faceta erótica de pintores conocidos enmarcados en otros criterios. Incluso, nos revela el erotismo en algunas obras en que éste no se muestra como primera intención, como Mathías Goeritz o Francisco Castro Leñero».
«Profesional y luchadora social»
Otras razones para felicitar a la autora «tienen que ver con el rescate de la fotografía, con la mención de artistas que hacen performance y con las obras surgidas de propuestas lébisco-gays. Suckaer combina el rigor de una profesional que ha sabido ganarse un nombre y una reputación en las artes plásticas, con el de una luchadora social siempre al servicio de las mejores causas, siempre en contra de los antivalores que amenazan con corromper el arte al pretender alejarlo de su faceta desafiante y provocadora».
Carlos López, director de Editorial Praxis, dijo que en el libro Suckaer «repasa las distintas etapas y vicisitudes del arte mexicano de un tiempo significativo por su importancia en el contexto universal. En su itinerario cuestiona la banalidad a que se somete el arte en función del mercado, por la represión política o por el sometimiento conciente de los artistas. De éstos señala la poca búsqueda hermenéutica y la ausencia de pistas ontológicas que den sentido a la narrativa pictórica que refleja la cultura del país».
Para la historiadora del arte Patricia Pérez Walters, el presente es un tema que a muchos «nos intimida, nos inquieta, que puede resultar ya una reflexión que quizá parecería no pertinente en un mundo en que parece haberse dicho y comentado todo sobre la exploración de mirar el cuerpo». Hizo hincapié en la manera en que Suckaer «nos lleva de la mano en este recorrido vertiginoso mediante imágenes, sensaciones, profundos contenidos y de un discurso sólido».
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