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El escritor mexicano. (Foto: Archivo)
C iudad Juárez, Chihuahua. 26 de septiembre de 2012. (RanchoNEWS).- «El lenguaje es mi amigo y mi aliado, pero también lucho contra él para explorarlo», afirma el escritor Ignacio Padilla (1968), quien mañana incorporará una nueva faceta a su carrera literaria con su ingreso a la Academia Mexicana de la Lengua como académico correspondiente en Querétaro; su discurso será respondido por el novelista y dramaturgo Vicente Leñero. Una nota de Virginia Bautista para Excelsior:
«Adoro el lenguaje en la medida en que soy lector y porque es mi herramienta fundamental para contar lo que quiero. Pero esto no excluye que tenga que meterme en el fango mismo del lenguaje y luchar con todas las serpientes habidas y por haber no sólo de mi propio idioma, sino de otros. Esta lucha contra el monstruo siempre es gratificante», comenta.
El egresado de la Universidad Iberoamericana, quien realizó su maestría en la Universidad de Edimburgo, y su doctorado en la Universidad de Salamanca, destaca que toda su obra narrativa, y en particular sus libros para niños, es una exposición de «mis triunfos, fracasos, heridas y premios de mi idea del lenguaje».
Dice que en sus ensayos ha procurado trabajar la obra del español Miguel de Cervantes, pero también el habla y la literatura de América Latina, en particular la de México. «La isla de las tribus perdidas (2010), por ejemplo, es finalmente un recorrido ante todo lingüístico de cómo el uso, el abuso o el desuso de las palabras e imágenes vinculadas con el agua deberían reflejar nuestra manera de ser en América Latina».
El investigador del Centro de Estudios Cervantinos y titular de la Cátedra Rosario Castellanos de la Universidad Hebrea de Jerusalén adelanta que mañana dará lectura en la Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes, en sesión pública solemne, a su discurso Elogio de la impureza.
«En él procuro contar mi trayectoria personal como insecto en un mundo de entomólogos, como escritor en un mundo de estudiosos de la literatura; y, por otro lado, intento defender a ultranza la ambigüedad de la lengua, para justificar su modernidad y encarecer el valor del humor como uno de los aspectos de la ambigüedad lingüística que más enriquece a cualquier idioma y cultura».
Para el integrante del llamado grupo del Crack, ingresar a la Academia significa «una oportunidad inapreciable de aprender, de estar cerca del trabajo de todos estos grandes pensadores de la lengua, que además la quieren, la conocen y tienen un gran sentido del humor. Es la oportunidad de oro de cualquier aprendiz de la lengua poder escuchar y mirar por dentro a todos estos gigantes que son en primer lugar mis maestros y que en muchos casos han sido mis jefes, mis editores, y ahora, quiero pensar, mis amigos. También es una forma de inyectar trabajo a este esfuerzo mayúsculo que está haciendo la Academia por revitalizarse y ampliar su presencia en el interior de la República».
El autor de El diablo y Cervantes admite que lo que pueda aportar como académico de la lengua «surgirá de mi devoción por los libros, por la lengua, y de mi conciencia absoluta de que soy ante todo un contador de historias y un lector. Me gusta la idea de poder defender a capa y espada la ambigüedad del lenguaje, el hecho preclaro y algunas veces olvidado de que es el uso del lenguaje lo que le da vida».
Padilla detalla que ha emprendido una investigación para detectar las aportaciones lingüísticas de Querétaro. «Es una ciudad básicamente chilanga, hay pocos queretanos de abolengo; sin embargo, se pueden rescatar voces que nuestros abuelos utilizaban y que hoy se siguen usando. Y la impronta riquísima que le dan al español las poblaciones indígenas: los otomíes, los chichimecas y una importante población náhuatl, que por fortuna tiene un importante resurgimiento».
Indica que el objetivo es encontrar las palabras que sólo se usan en la entidad y que se incorporan al español universal.
El novelista y cuentista, elegido como académico correspondiente el 10 de febrero de 2011, colabora ya en las sesiones públicas y en las plenarias de la AML y forma parte del comité de Comunicación Informática, que preside Adolfo Castañón.
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