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Los bailarines recrearon la vestimenta y baile del pachuco eterno. (Foto: María Meléndrez Parada)
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iudad Juárez, Chihuahua. 9 de septiembre de 2013. (RanchoNEWS).- Entre coloridos atavíos holgados y sombreros con grandes plumas fue recordado, este domingo en el Museo Nacional de San Carlos, el pachuco eterno representado por Germán Valdés Tin Tán. Una nota de Ana Mónica Rodríguez para La Jornada:
El homenaje en torno al popular personaje del cine nacional y a la rumbera Meche Barba fue parte de las actividades que realiza el recinto de la Tabacalera para acercar al público a las manifestaciones artísticas y en las actividades culturales que organiza el museo.
Este domingo, mientras afuera las manifestaciones inundaban las calles aledañas al Centro Histórico, dentro del espacio museístico el público aplaudía cada mambo, danzón, tap tap, charlestón y ritmos afros que ejecutaron los integrantes de las compañías de baile Son de Corazón y Pachucos y Califas, éste último organizador del encuentro.
Los aplausos de lo asistentes resonaban tras cada melodía que recordaba la época de las rumberas, en un entorno aderezado con personajes vestidos al puro estilo pachuco: zapatos de charol en blanco y negro, amplios pantalones y sacos, largas cadenas y el infantable sombrero con una gran pluma.
Las mujeres que acompañaban en los bailes, integrantes de ambas compañías, lucieron atuendos de baile de salón y abanicos, pero también aparecieron vestidas como las rumberas de antaño para sacar lustre al piso, con cadencia y festividad.
Con esta serie de escenografías, el tributo al intérprete de Músico, poeta y loco dio brillo –con ritmo y colorido– a un día nublado y estático en el ánimo.
«Este proyecto surge de la querencia al pachuco; tenemos la inquietud, porque se han olvidado todas esas tradiciones, estilo y forma de vivir,» explicó Javier Gómez Ugalde, director de Pachucos y Califas.
Además, «en ocasiones también ha sido despreciada o marginada la figura del pachuco,» dijo el líder del grupo que se fundó hace más de cuatro años.
«A la gente que llegamos tiene entre 40 y 50 años de edad, quienes transmiten de forma oral cada una de nuestras presentaciones.»
Entre remembranzas del intérprete de El ceniciento se escucharon, en el patio del recinto, el tap tap Cantando en el baño y Charleston, ambas piezas en música y voz de Germán Valdés, además de tres mambos de Damaso Pérez-Prado y otras melodías de ritmos afros.
La siguiente presentación de Pachucos y Califas, de entrada gratuita, será el primer sábado de octubre en el Centro Cultural José Martí.
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