M érida, España. 12 de julio (EFE).- Un espectáculo para niños, Las aventuras de Ulises, y otro para los no tan pequeños, Las canciones de Bilitis, son las dos propuestas que el Festival de Teatro Clásico de Mérida estrenará mañana en dos espacios alternativos, el Foro Romano y el Castellum Aquae, donde se representa la programación oficial.
Cada uno de estos espectáculos ofrecerá un visión diferente de la cultura clásica, de modo que mientras que Las aventuras de Ulises persigue acercar en clave de humor las historias de este héroe mitológico a la población más joven, Las canciones de Bilitis recupera el erotismo refinado que caracterizó a las obras de su autor, Pierre Louys, a partir del juego entre la música, la danza, el performance y el agua.
La puesta en marcha de estas producciones coincide con el perseguido deseo del Festival de ampliar la programación a otros espacios que no fueran los habituales Teatro y Anfiteatro romanos, según explicó hoy el director del Festival, Francisco Carrillo, en la rueda de prensa de presentación de los espectáculos.
Las aventuras de Ulises, una producción financiada por la Asamblea de Extremadura, es una obra estructurada en cuatro entregas, las cuales parten de una misma temática, pero desarrollan contenidos individuales, de modo que cada semana se representará una de ellas, a partir de las 21:00 horas, en el Foro Romano.
Las entregas narran la historia de este héroe mitológico desde el planteamiento griego de que los héroes no son más que personas comunes que consiguen resolver satisfactoriamente los problemas y las situaciones difíciles que se van encontrando en el camino, una visión diferente al actual concepto de seres con poderes paranormales.
A partir de este planteamiento inicial, los actores tratarán de reflejar el éxito de las acciones de Ulises desde el punto de vista cómico, e intentarán explotar al máximo la comicidad de la situación.
En tanto que Las canciones de Bilitis, que se desarrollará desde mañana hasta el sábado, a las 23.00 horas, en el Castellum Aquae, es una «propuesta cañera» que parte del juego entre la música de guitarras eléctricas, el baile y el agua como elementos indispensables en la representación del erotismo sutil y elegante que caracteriza las obras de Pierre Louys, indicó el director de la obra, José Rades.
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