.
Vista aérea de las pirámides de Giza. En primer término, la de Mykerinos, en el medio, la de Kefren y, al fondo, la Gran Pirámide de Keops. (Foto: Archivo)
M éxico, 11 de junio, 2007. (Mónica Mateos-Vega/La Jornada).- El gobierno de Egipto prohibió que las pirámides de Giza sean postuladas, «ni siquiera de manera honoraria», en la campaña comercial privada Nuevas Siete Maravillas, que encabeza el millonario suizo Bernard Weber, en la cual se incluye también una promoción con fines comerciales de Chichén Itzá, como ha informado La Jornada.
El famoso e influyente arqueólogo Zahi Hawas, quien dirige el Consejo Supremo de Antigüedades de Egipto (CSAE), envió una carta al Ministerio del Exterior de Portugal, para que prohíba a la Dirección de Correos de ese país emitir un sello postal conmemorativo con la imagen de los legendarios vestigios africanos.
Hawas argumenta en su misiva que el CSAE rechaza «totalmente» cualquier intento de «abusar» de las pirámides, «la maravilla de las maravillas y la única de las antiguas que todavía sigue en pie, ya sea poniéndolas en un sello o incluyéndolas en un concurso que tiene fines comerciales y que no sigue ninguna norma científica».
La iniciativa del gobierno portugués se debe a que será precisamente en Lisboa cuando se anuncien el próximo 7 de julio -durante un mega show cuyos derechos de transmisión se han vendido a televisoras de todo el mundo-, los sitios que llevarán el título de «nuevas siete maravillas», según la campaña desarrollada por el magnate suizo Bernard Weber.
La actitud del gobierno de Egipto contrasta con el entusiasmo que la propuesta del magnate suizo despertó en el ámbito empresarial y gubernamental de los países donde residen los que nominó como sus «tesoros» favoritos.
Como ejemplo, figura la campaña que actualmente promueve en México la refresquera Coca-Cola, con el aval del Instituto Nacional de Antropología e Historia y de la Secretaría de Turismo, al distribuir 25 millones de latas con la imagen de la pirámide de El Castillo de Chichén Itzá, Yucatán, para pedir el voto de los consumidores en el concurso Nuevas Siete Maravillas.
También las empresas de Carlos Slim se han unido: Telmex distribuye tarjetas telefónicas con la foto del edificio maya, y los 189 restaurantes Sanborns del país, durante todo junio, ofrecen comida yucateca en sus menús que promueven el voto por Chichén.
De la misma manera, la empresa Televisa promueve profusamente la campaña, inclusive por medio de sus locutores que dicen al aire las noticias y que llaman al público «a votar por Chichén Itzá», con un cariz tangencial de nacionalismo y entusiasmo implícito por «nuestro patrimonio».
En México se ha hecho caso omiso a las voces de diversos especialistas en sitios históricos que alertan sobre los riesgos que conlleva el hecho de que Chichén Itzá quede en esa lista de las Nuevas Siete Maravillas del mundo.
Desde los arqueólogos responsables de la zona, hasta el presidente de la oficina mexicana del Consejo Internacional de Monumentos y Sitios (Icomos), Javier Villalobos Jaramillo, han dicho que la campaña comercial de Weber, más que beneficiar, «puede afectar nuestro patrimonio», debido al incremento descontrolado del turismo.
Durante un seminario realizado hace unos días en Guadalajara, Villalobos llamó a no votar por la pirámide de Chichén. Se estima, de manera conservadora, que si el sitio de Yucatán llega a ser incluido en esta lista de las Siete Nuevas Maravillas, México recibirá 5 por ciento más de visitantes, y esa zona arqueológica no cuenta con la infraestructura ni con los planes de protección patrimonial necesarios para atenderlos.
Defensa contra la comercialización
Las autoridades egipcias fueron las primeras, y quizá las únicas, en rechazar que las pirámides de Giza participaran en la votación global propuesta por el magnate suizo. No obstante, según la página web de la organización, el monumento fue designado «candidato honorario».
Hawas no había protestado sino hasta que se anunció un intento más de comercialización de la imagen de los vestigios. Ahora, inclusive responsabiliza a Correos de Portugal "de los costos económicos y morales que pudieran derivarse en el caso de que pusieran las pirámides en el sello".
Egipto siempre ha sido un ejemplo en la defensa de su patrimonio. El mismo Consejo Supremo de Antigüedades trabaja desde hace años en conseguir recuperar las cinco piezas más emblemáticas de su cultura, actualmente en manos de museos occidentales.
Se trata, entre otras, del busto de la reina Nefertiti, que se ubica en el Museo Egipcio de Berlín, Alemania, y la piedra de Rosetta que está en el Museo Británico de Londres, recintos que han dicho ya que no devolverán nada.
Pero las autoridades de El Cairo consideran que la mayoría de las piezas fueron sacadas del país ilegalmente. De manera oficial, Egipto ha reclamado la devolución de sus tesoros faraónicos. Hace dos años pidió, sin demasiado éxito, que la UNESCO mediara en la contienda.
El CSAE quiere que sus cinco iconos nacionales estén en su país antes de 2011, cuando está previsto que se inaugure lo que será un gran museo dedicado a la civilización egipcia.
REGRESAR A LA REVISTA