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Un fotograma de la película I'm still here. (Foto: Archivo)
C iudad Juárez, Chihuahua, 10 de febrero 2011. (RanchoNEWS).- Joaquin Phoenix (1974, Puerto Rico) no fue siempre un mentiroso, aunque tenía aptitudes. El intérprete, famoso tanto por su talento como por sus berrinches, había optado dos veces al Oscar, participado en taquillazos como Gladiator, Señales o En la cuerda floja y conquistado a los cinéfilos con películas como Two lovers o La noche es nuestra. Una entrevista de Toni García para El País:
Sin embargo, como esos eternos insatisfechos que solo encuentran consuelo en despeñarse de vez en cuando, Phoenix decidió ir un poquito más allá y hacerse pasar por sí mismo. Así nació I'm still here , un proyecto a medias con su cómplice habitual, Cassey Afleck. En un infierno de pega con fuego de verdad Affleck y Phoenix se dan un atracón de cinéma vérité con vocación de reality show, una majadería deliciosa para paladares inquietos.
El actor, como el viento, funciona a ráfagas y nunca se sabe de dónde sopla, así que cuando el teléfono suena y una voz desde Los Ángeles dice «¡hey tío, soy Joaquin, ¿qué tal?!», se deduce que la ausencia de publicistas e intermediaros responde a la idea del actor de lo que debe ser un proyecto personal e intransferible: si hay que hacer entrevistas, pues se hacen. Ya ningunearemos al personal en otro momento.
Han pasado ya unos meses, ¿no se arrepiente usted de haber montado todo este circo?
Pues no, la verdad es que estoy muy contento de cómo ha ido todo el proceso y puedo decirte que he aprendido más sobre actuación naturalista en I'm still here que en cualquier otra película que haya protagonizado en el pasado. Casey y yo siempre quisimos hacer una película juntos, algo que pudiéramos controlar de principio a fin. Creo que el resultado es justo lo que queríamos.
Entonces, ¿no teme por el resto de su carrera?
Mira, creo que el esfuerzo valió la pena. La vida y las carreras son largas y hay que lidiar con toda clase de cosas y esta película es un reflejo de esa filosofía. Además, con I'm still here he reactivado mis ganas de actuar, de interpretar, algo que de alguna forma había perdido. De hecho, esta película es el resultado de esas conversaciones en las que Casey y yo decíamos «tío, esto es una porquería, deberíamos dejarlo todo y perdernos por ahí» (risas). Lo que pasa es que al final de esas conversaciones siempre acabábamos hablando de la jubilación, y francamente, el retiro nos sonaba mal.
¿Así empezó la cosa? ¿Hablando de jubilarse?
Bueno, fue algo más complicado: hablamos durante años de la posibilidad de hacer algo juntos y nos gustaba la idea de encontrar un cruce de caminos entre cantantes y actores, nos fascinaba cómo la línea que separa esos dos conceptos se ha borrado completamente y discutíamos todo el rato de cómo construiríamos el personaje. Un día llegamos a un punto absurdo: ¿qué pasaría si el personaje fuera yo y en lugar de llamarle por otro nombre le pusiéramos el mío, vamos, que el tipo se llamara Joaquin Phoenix? La idea nos pareció al mismo tiempo perversa y divertida, y sobre todo peligrosa, muy peligrosa. Ésa fue la semilla del proyecto.
Pero lo cierto es que el damnificado es usted...
No vamos a pensar en mí, el personaje se llama Joaquin Phoenix y eso es todo. Si miras Seinfeld o Curb your entusiasm, de Larry David, lo que ves es a esos tipos haciendo personajes con sus propios nombres, con lo cual te obligan a establecer una relación distinta con ellos. Me daba mucha envidia el concepto, igual que cuando veía el show de Sara Silverman, ese personaje que Sara se había construido fue una inspiración: esa parte oscura, la libertad que conlleva poder ser tú mismo. Era un concepto genial.
Pero ¿qué pretendían?
La gente lo procesa de forma distinta, Casey y yo lo encontramos muy divertido pero la experiencia puede ser diferente para cada espectador. No creo que Casey forzara ninguna clase de emoción. Nos gustaba la idea de ver nuestra película como un filme-tabloide. ¿Lees los tabloides? Mucha gente lee los cotilleos y les parece divertido, otros los leen y lo consideran un auténtico drama...
¿Tiene usted esperanzas de que la película se entienda mejor en Europa? En Estados Unidos no parece que haya funcionado demasiado bien.
Eres muy generoso con tus palabras, la realidad es que fue un desastre de proporciones realmente históricas... si la gente conociera los números reales se daría cuenta de la hecatombe de la que estamos hablando. Respondiendo a tu pregunta, no estoy seguro de poder decir por qué ciertas cosas funcionan mal en EE UU y bien en Europa o viceversa, así que no sabría muy bien por qué o cómo, espero que funcione, sin más.
Hubo gente que apostó por usted como firme candidato al Oscar.
Sólo espero que no perdieran mucho dinero. En serio, tío, nunca me imaginé nada así, hice lo que me apetecía y nada más.
No parece que le afecte mucho quedarse fuera de la terna de los Oscar...
El gran objetivo de cualquier actor o cineasta hoy en día parece ser ir a los Oscar. Eso me resulta desconcertante. Quizá porque soy un idealista creo que la mayoría de películas deberían aspirar a tener una vida, encontrar a su público, conquistarlo, desconcertarlo... que tu aspiración máxima sea ganar un premio o vender muchos dvds me parece descorazonador. Está bien que valoren tu trabajo, es bonito, pero hay muchas más cosas, el cine se merece más.
Confiéselo, David Letterman lo sabía todo desde el principio, ¿verdad?
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