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Su legado, disponible en discos así como en libros, partituras y videos. (Foto: Octavio Hoyos)
C iudad Juárez, Chihuahua, 9 de febrero 2011. (RanchoNEWS).- Las cosas parecían ir bien en la vida del jazzista Eugenio Toussaint. El pianista tocaba con frecuencia, lo mismo con el grupo Sacbé que con su proyecto Trío. Componía y hacía arreglos. Hasta contaba, a sus 56 años, con una biografía, escrita por Antonio Malacara: Eugenio Toussaint. Las tangentes, el jazz y la academia. Una nota de Xavier Quirarte para Milenio:
Sin embargo, ayer en la mañana fue encontrado sin vida en su casa. Al cierre de la edición no se sabían las causas del fallecimiento del pianista calificado por Malacara como «un políglota musical de exquisita caligrafía, pues trabajó tanto en el jazz como con orquestas sinfónicas y con la música popular. Pero lo más importante es su honestidad musical».
«Yo no me quedo quieto», me dijo una vez el pianista que se inició en el rock y debutó en el jazz en 1972 con el grupo Odradeck. Fue integrante del trío Blue Note, con el que empezó a crear música original, ruta que desarrolló en mayor medida con Sacbé, conformado con sus hermanos Enrique y Fernando en bajo y batería, más músicos invitados. Varios años director musical de Paul Anka, fue uno de los conductores del programa Suave es la noche de Canal 22.
Toussaint no se quedaba quieto. «Hago las cosas mientras sean disfrutables, el problema es cuando dejan de serlo —comentaba en entrevista cuando salió su disco El pez dorado—. A nivel de lenguaje me he dado cuenta de que la parte rescatable de todo mi bagaje musical es justamente el jazz».
Con una larga trayectoria en la música fue testigo de momentos en los que se hablaba de que, ahora sí, existían las condiciones para que el jazz creciera en nuestro país. El tema ya no le preocupaba porque había visto correr mucha agua bajo el puente. Tal vez por eso se volvió un músico más generoso con su arte. Su invitación al Festival de Jazz de Montreal en 2008, un honor merecido, fue una manera de reconocer el jazz que se hace en México y en América Latina.
Al comentarle alguna vez que lo veíamos cada vez más relajado, Toussaint sonrió para luego comentar: «Creo que cuando llegas a cierta edad adquieres una madurez que te permite ese relajamiento. Ahora ya no me interesa hacer un solo con un millón de notas o escribir una pieza con 635 cambios para que se note que hay un proceso compositivo realmente pensado. Ahora es más importante que la música le exprese algo al público, lo que sea, pero que le exprese algo, que se motive y se sienta a gusto».
Ayer al mediodía llegó la invitación para un concierto del Eugenio Toussaint Trío el 16 de febrero en el Museo Tamayo. Sería buen momento para rendir tributo a su legado llenando un Turibús con los músicos y amigos más cercanos para tocar su obra, a la que, menos mal, se puede acudir en discos, libros, partituras y videos.
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