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Ethan (izquierda) y Joel Coen, en el rodaje de su nueva película, Valor de ley. (Foto: Archivo)
C iudad Juárez, Chihuahua, 6 de febrero 2011. (RanchoNEWS).- Entrevistar a los hermanos Coen (Joel, Minneapolis, 1954 y Ethan, Minneapolis, 1957) no es lo que se dice una tarea fácil. Su actitud hacia la prensa no es la más amigable, aunque tampoco se puede decir que sean tipos arrogantes. Al menos no muestran ese falso entusiasmo que otros profesionales de Hollywood despliegan habitualmente frente a los periodistas. Una entrevista de Bárbara Celis para El País:
Claro que los Coen tampoco es que comulguen con la industria, aunque su última película, Valor de ley, que ha costado 30 millones de euros, esté financiada por un gran estudio, en concreto Paramount. Se trata de una historia sencilla: una niña de 13 años busca venganza en el viejo oeste por la muerte de su padre y une a dos cazarrecompensas (Jeff Bridges y Matt Damon) para atrapar al malo. El filme es un remake del western homónimo de 1969 que protagonizó John Wayne y aspira a diez oscars, entre ellos a mejor película, premio que los Coen ya saborearon hace tres años con No es país para viejos, por la que además Javier Bardem ganó el Oscar al mejor actor secundario (además, en 1997 obtuvieron el Oscar al mejor guión por Fargo).
Valor de ley, que ya es el segundo western más taquillero en la historia de EE UU con 148 millones de dólares, aunque aún lejos del récord de Bailando con lobos, inaugura el próximo jueves el festival de Berlín y al día siguiente se estrena en España.
Joel y Ethan Coen se niegan a contestar a preguntas poco inteligentes y despliegan una ironía desmedida, que convierte un encuentro con ellos en una partida de tenis a dos bandos, en la que solo de vez en cuando una tercera persona (el periodista) consigue meter la cabeza. El encuentro con El País se produjo precisamente tras el bombardeo de preguntas prescindibles que caracterizan el mundo de las entrevistas en grupo. La última cuestión se quedó sin respuesta: ¿dónde guardan sus oscars? El gesto de ambos al escucharla se torció. Se limitaron a mirarse, a sonreír, a levantarse de la mesa y a saludar educadamente a la prensa. Pocos minutos después, en otra suite del mismo hotel neoyorquino, la conversación continuaba así.
Joel Coen. Ah, esa pregunta. El Oscar. Qué obsesión. ¿A quién le importa si está en un cajón o encima de la mesa?
Ethan Coen. A los compañeros de esta señorita [Risas].
La prensa tiene muchas obsesiones pero los cineastas también tienen las suyas. Ganar un oscar, por ejemplo. Y eso que muchas de las películas que lo ganan no son siempre obras maestras...
E. C. Es cierto. El Oscar tiene demasiada buena fama. Estoy de acuerdo.
No me dirán que no les alegró recibirlo la primera vez.
J. C. ¿Nos hizo ilusión, Ethan?
E. C. Venga, sí, admitámoslo. Nos hizo ilusión. Queda bien en la mesita de noche.
J. C. Pero los premios pequeños son más divertidos, ¿no?
E. C. No hay que ir vestido tan elegante a recogerlos.
J. C. Exacto. ¿En España hay algo como el Oscar o parecido?
El Goya. Es una cabeza maciza con el rostro del pintor.
J. C. Qué interesante... Maciza. ¿Puede utilizarse como arma?
E. C. ¿Ya se te está ocurriendo alguna idea macabra?
J. C. Podría ser el principio de una película....
Hablar con los Coen a solas es exactamente así, un cachondeo constante con pinceladas de seriedad. Joel está tumbado en un sofá mientras Ethan trata sin éxito de mantenerse quieto en una silla. De repente regresan a la conversación.
J. C. El Oscar es el reconocimiento que te da la industria, pero creo que son más importantes los premios y los festivales al principio de tu carrera. Para nosotros, por ejemplo, fue clave llegar a Cannes con Arizona baby. Nos puso en el mapa. De repente a los productores les suena tu nombre. Al menos te abren la puerta. Ya te dejan pedirles dinero, aunque no te lo den.
E. C. Nosotros seguimos sudando para financiar nuestras películas. Tenemos varios guiones sin futuro en un cajón.
P. ¿De verdad les costó encontrar dinero para este remake?
E. C. No es un remake. Ni siquiera volvimos a ver la película original. Hemos hecho un largometraje basado en el libro de Charles Portis.
Eso dicen todos los directores que ruedan un remake.
J. C. ¿En serio? Hay que buscarse otra frase, Ethan.
E. C. Déjame pensar...
Esta película casi podría definirse como de género familiar.
E. C. Bueno, los dos tenemos hijos de la edad de la protagonista... Es cierto, quizá nos hayamos ablandado un poco. Y es posible que hace veinte años no nos hubiese interesado hacerla. Pero nos fascinaba el lenguaje y la historia del libro.
Hacen cine juntos desde niños. ¿Nunca se cansan el uno del otro?
J. C. Sólo a veces. Creo que somos un matrimonio que funciona muy bien. Y uno sólo se divorcia cuando hay más momentos malos que buenos, ¿no?
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