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El avión con el último lote de piezas arqueológicas de Machu Picchu procedentes de la Universidad de Yale. (Foto: EFE)
C iudad Juárez, Chihuahua. 13 de noviembre de 2012. (RanchoNEWS).- La devolución de objetos del complejo arqueológico de Machu Picchu, prevista en el acuerdo de 2010 entre el Gobierno peruano y la Universidad de Yale, en Estados Unidos, concluyó ayer lunes, a sólo un mes de que venciera el plazo para la recuperación de las piezas que permanecieron cien años fuera del país. Una entrega de EP por Jaqueline Fowks:
En abril del año pasado, Perú celebró la efemérides Cien años de Machu Picchu para el mundo con la exposición de piezas museables que llegaron en el primer lote recuperado para mostrarlas en Palacio de Gobierno, en Lima, y recordar el centenario del descubrimiento científico del asentamiento inca considerado en 2007 una de las siete maravillas del mundo.
El memorándum firmado por el estado peruano y la universidad estadounidense, contempla que al cumplirse la entrega de los objetos, las partes solicitarán la terminación de un juicio seguido por la República del Perú ante el Juzgado Federal de la Corte de Connecticut contra la Universidad de Yale.
Un avión Hércules de la Fuerza Aérea de Perú (FAP) trasladó este lunes al Aeropuerto Alejandro Velasco, de la ciudad de Cusco, capital de la región homónima –sierra sur del país–, más de 35.000 piezas repartidas en 127 cajas. Las reliquias permanecerán en la terminal aérea hasta que en las próximas horas sean transportadas a la Casa Concha, donde cuatro arqueólogos del Ministerio de Cultura de Perú y dos representantes de Yale harán inventario. En la Casa Concha se encuentran también los otros lotes enviados por la universidad estadounidense en los últimos dos años, según ha informado la agencia de noticias Andina.
Para el historiador y ex jefe del Archivo Nacional Joseph Dager Alva refirió que la importancia de la devolución de Yale de las piezas se debe a la «restitución de bienes culturales, apoyada por todas las convenciones de la UNESCO. Si bien en su momento esas piezas salieron con una resolución suprema autorizativa del presidente Augusto B. Leguía (en 1912 y 1916), debían regresar a su lugar de origen donde no sólo debemos mostrarlas, sino que, ojalá también, proseguir investigaciones y, en especial, conservarlas como patrimonio».
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