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Dos museos albergarán, en dos momentos distintos, la muestra El gran ilustrador de lo mexicano, que hace una lectura histórica de su obra. (Foto: Archivo)
C iudad Juárez, Chihuahua. 8 de noviembre de 2012. (RanchoNEWS).- Por primera vez se realiza una lectura histórica de la obra del dibujante, ilustrador y caricaturista mexicano José Guadalupe Posada (1852-1913), con la idea de demostrar que «es mucho más que calaveras», comenta Agustín Sánchez. Una nota de Virginia Bautista para Excelsior:
El estudioso desde hace dos décadas del legado del creador nacido en el Barrio de San Marcos, en Aguascalientes, seleccionó las más de 200 piezas que integran la exposición El gran ilustrador de lo mexicano, que se inaugurará el 14 de noviembre en el Museo de Historia Mexicana de Monterrey, y posteriormente viajará al Museo Nacional de la Estampa, en la Ciudad de México.
La muestra reúne dibujos, ilustraciones y caricaturas realizadas por el famoso autor de La calavera garbancera –que Diego Rivera inmortalizó como La Catrina, pintándola de cuerpo entero del brazo de su creador en el mural Sueño de una tarde dominical en la Alameda Central– en las tres ciudades que amó y cuyas costumbres retrató: Aguascalientes, León (Guanajuato) y el Distrito Federal.
«Partí de la pregunta cómo leer a Posada para mostrar el impacto inmediato que tuvo como héroe cultural y el que sigue teniendo hoy, sin caer en el lado populachero de las calaveras, del que creo que se ha abusado. Él es más que las calaveras; éstas representan un ínfimo porcentaje de su obra», explica en entrevista.
La vasta producción del caricaturista abarca tanto ilustraciones publicitarias o promocionales, como para periódicos y libros e imágenes más lúdicas para diversos juegos populares y almanaques.
Dividida en seis núcleos temáticos, la exposición exhibe empaques de cigarros, cajetillas de cerillos, etiquetas para cajas de puros, vinos y medicamentos; portadas e interiores de recetarios de cocina; carteles taurinos, teatrales, circenses y de las primeras funciones de lucha libre que llegaban al país.
«Sus dibujos también estuvieron presentes en los periódicos, ilustró desde lo que hoy se conoce como la nota roja, noticias de accidentes –como el ocurrido en las minas de carbón en Palau, Coahuila–, erupciones de volcanes y hasta el famoso incendio del puente San Luisito, en Monterrey, en 1903.
«Asimismo, realizó grabados para artículos de entretenimiento, esoterismo y educación, como los juegos de mesa de la oca, la lotería, el nuevo coyote, libros para aprender a leer las cartas, cancioneros, almanaques, la Biblioteca del Niño Mexicano, en la que trabajó con Heriberto Frías, cartas de amor, poemas, corridos, ex libris, catecismos. En fin, su ilustración no tuvo límites», detalla Sánchez.
El historiador admite que Posada fue un hombre que «no se concebía como un artista, él sólo trabajaba, no era consciente de que estaba forjando lo que después se consideraría ‘lo mexicano’. Hizo caricaturas en contra y a favor de Porfirio Díaz, dibujaba lo que le pedían, como muchos moneros actuales».
Dice que, ojalá, la conmemoración por su centenario luctuoso, que se recordará el 20 de enero del próximo año, sirva para profundizar en la investigación sobre su vida, de la cual no hay documentos ni datos, sólo dos fotografías suyas.
«Los descubrimientos más recientes que he hecho son dos: él daba cada mes 25 centavos para la iglesia que estaba en Martínez de la Torre, en la colonia Guerrero, era muy católico; y, en 1904, ganó cien pesos en la Lotería. Hay un Posada por descubrir, un rompecabezas por armar y realizar un inventario nacional de la obra que se conoce hasta ahora», añade.
¿Dónde y cuándo?
La exposición José Guadalupe Posada: El gran ilustrador de lo mexicano se inaugurará el 14 de noviembre, a las 20 horas, en el Museo de Historia Mexicana de Monterrey (Dr. Coss 445 Sur, Centro), con motivo del centenario luctuoso del artista.
Muestra
Núcleos de la muestra son:
Los precursores. Comienza con obras de Constantino Escalante, Jesús Alamilla, Alejandro Casarín y José María Villasana.
Primeros años. Aguascalientes: 1852-1871.
Su estancia en León: 1872-1888.
Don Lupe llega a México: 1889-1913. Su relación con Ireneo Paz, abuelo del poeta Octavio Paz, y con Heriberto Frías.
Su influencia inmediata.
Cien años después de su muerte.
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