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El Presidente encabezó la inauguración de «La Ciudadela, la ciudad de los libros». (Foto: José Antonio López)
C iudad Juárez, Chihuahua. 22 de noviembre de 2012. (RanchoNEWS).- Con la entrega del Premio Carlos Fuentes a la Creación Literaria en Idioma Español –cuyo monto es de 250 mil dólares– al escritor Mario Vargas Llosa se inauguró anoche «La Ciudadela, la ciudad de los libros». Una nota de Mónica Mateos-Vega para La Jornada:
En el acto efectuado en el patio principal del recinto, el presidente Felipe Calderón resaltó la congruencia de las ideas polémicas y provocadoras del premio Nobel de Literatura 2010. En particular señaló que resulta inolvidable la intervención del autor de La ciudad y los perros en un encuentro literario en los años 80, «cuando dijo aquellas mágicas palabras que sonaron estruendosas en el tímpano de los oídos de muchos: México es la dictadura perfecta. Y se cayó el país.
«Fue como si se hubiera quebrantado un gran cristal, con un estruendo estrepitoso, y ese cristal que se rompió fue el de la televisión».
Agregó que con esas palabras «nítidas, satanizadas, por supuesto, por multitudes que tenían acceso a ciertas resonancias, cambiaron en buena parte al país. Fueron palabras que retumbaron más allá de los libros y las novelas de Vargas Llosa y sus contemporáneos. Fue un boom político que cambió en buena hora muchísimas cosas en nuestro país».
La ceremonia de premiación se llevó a cabo en el antiguo patio cernidor de tabaco, bajo la enorme escultura de Jan Hendrix, luego de que decenas de invitados tuvieron que llegar una hora antes para ubicar el acceso al recinto, resguardado desde temprana hora por el Ejército, y pasar por detectores de metales.
Vargas Llosa dijo estar consciente de que el premio se lo daban por ser el último sobreviviente operativo de aquel movimiento que dio brillo y difusión a la narrativa latinoamericana: el llamado boom.
El inicio del boom
Mario Vargas Llosa alabó la obra de Carlos Fuentes, su gran amigo, de quien recordó anécdotas como las tertulias íntimas donde divertía a sus colegas con su vena histriónica: «En público él tenía una imagen solemne y estudiada, pero en privado era abierto, cordial e ingenioso».
Resaltó que su amistad nunca se vio dañada, no obstante sus discrepancias políticas y literarias, y destacó la generosidad del autor de Aura para con los jóvenes escritores a quienes siempre ayudaba a conseguir editor.
«Nadie se esforzó tanto como él para que nuestros libros rompieran el confinamiento al que estaban condenados casi todos los escritores latinoamericanos, para que al mismo tiempo que sus propios libros, el mundo conociera la obra de sus colegas y amigos y de este modo cundiera por América Latina un interés y respeto intelectual, y se abandonaran los estereotipos tan arraigados en Estados Unidos y Europa, según los cuales la tierra de Borges, Neruda, García Márquez, Rulfo, Asturias, Carpentier, Lezama Lima y tantos otros narradores de primer orden, era una región pintoresca y bárbara, de dictadores y rumberas».
El galardonado reconoció que fue la novela La región más transparente, escrita por Carlos Fuentes y publicada en 1958, fue la iniciadora del boom latinoamericano, y no su obra La ciudad y los perros.
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