.
El pintor radica en México desde hace tres años. (Foto: María Luisa Severiano)
C iudad Juárez, Chihuahua. 11 de febrero de 2013. (RanchoNEWS).- Neosurrealista es como el pintor británico Ceri Pritchard (Gales, 1954), llamó a su obra, al descubrir que pintaba «en un estilo surrealista», aunque no está del todo seguro que en verdad así sea. Pero, «en cuanto a tratar de hacer un contacto con una manera subconsciente de pensar o crear, parecía aplicable», expresa Pritchard, con tres años de radicar en México, quien expone su obra –alrededor de 30 cuadros al óleo–, con el título Reflejo y reflexión, en la galería ISMOS (Fernando Montes de Oca 47, colonia Condesa). Una nota de Merry MacMasters para La Jornada:
De acuerdo con Pritchard, «la pintura existe independientemente de las restricciones de la lógica y de la racionalidad». Contrario al tipo de pintura «fotorrealista», cuya aproximación es racional y lógica, porque «la imagen tiene que parecer lo más real posible», el entrevistado cree que lo suyo «es una exploración de otras dimensiones». Es decir, «me importa el sentimiento, no el razonamiento, de por qué cierto elemento está allí».
Con estudios en la Escuela de Artes, de Liverpool, y la Escuela de Arte San Martin’s, de Londres, Pritchard recuerda que inclusive cuando hacía escultura llegaba a preguntarse:« ¿de dónde vino eso?» Dice que el barómetro de cómo otras personas ven su obra es «ese elemento de sorpresa o, quizá, de choque en grado leve».
Pero «ese es el nivel en que la pintura funciona. He dado clases y siempre les digo a las personas que si pintan un cuadro y el resultado final es exactamente lo que intentaban hacer, en realidad nada ha pasado. Es un proceso: uno se adentra en el mundo de su pintura, donde ésta dicta sus propias necesidades. Mientras más la sorpresa, mejor la obra, en el sentido de que uno se ha comprometido en un proceso que le ha llevado a algún lado».
Curiosamente, la relación de Pritchard con México viene desde sus días estudiantiles, al acercarse a la cultura maya. La historiadora del arte Sol Álvarez Sánchez escribe que el pintor «retomó de la cultura beat la ideología y el interés que William Burroughs desarrolló por la cultura maya», mientras el artista siente que su relación con el país ha estado allí, como «una corriente submarina». Una de las cosas que le fascinó de los mayas fue la representación gráfica en las estelas y los tallados. Reitera que la «influencia», sin embargo, ha sido subliminal.
Antes de llegar al neosurrealismo, Pritchard transitó por muchos ámbitos. Estudió escultura, pero pronto le interesó más la superficie del objeto que el volumen. «Mi acercamiento general ha sido desde un punto de vista constructivo. Hoy día me veo armar una imagen desde diferentes cosas», acota. La escultura, entonces, lo llevó a la segunda dimensión, primero, en la forma del collage. Fue un tiempo en que se interesó por crear imágenes por medio de la fotocopia. También revivió un viejo interés: el sonido electrónico, y llegó a hacer video-collages que combinan sonido e imaginería.
Continúa: «Hasta cierto punto la tecnología siempre ha constituido gran parte de mi obra. Desde un principio tuve una especie de resistencia a pintar, porque mis progenitores son pintores. Reconoce haber llegado a la pintura desde el camino opuesto: Durante años me interesaba más una forma de arte no figurativa que aludía a cosas como la microbiología o los jeroglíficos. Cuando empecé a pintar de repente encontré que se trataba de todo un universo de hacer imágenes, más que de la idea de realizar un cuadro. De repente se le ocurrió que su obra debería tener algún tipo de narrativa».
Pritchard está muy consciente de que la pintura «congela un momento». Respecto de sus personajes, se dio cuenta de la conveniencia de que tuvieran una apariencia fantástica, ya que alude a ese otro mundo. Agrega: «La idea de que uno puede jugar con la ilusión en la pintura constituye un ingrediente relevante para mí».
REGRESAR A LA REVISTA