Rancho Las Voces: Literatura / México: « Vivimos entre imágenes, pero no las vemos», declara el escritor Gutiérrez Cham
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lunes, febrero 25, 2013

Literatura / México: « Vivimos entre imágenes, pero no las vemos», declara el escritor Gutiérrez Cham

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Portada de su última novela. (Foto: Archivo)

C iudad Juárez, Chihuahua. 22 de febrero de 2013. (RanchoNEWS).- Dos hechos circunstanciales sobre la fotografía hicieron que el escritor mexicano Gerardo Gutiérrez Cham (Guadalajara, 1964) escribiera su nueva novela: Snapshot. La obra será presentada hoy en el Auditorio Sotero Prieto del Palacio de Minería (en la Ciudad de México) a las 16:00 horas, reporta Emiliano Balerini Casal para Milenio.

El primero de los hechos se dio hace tiempo, después de acudir a un concierto de rock con su hija adolescente, y ver a su lado a una chica que durante el recital tomó fotografías con su celular sin observar al grupo que se presentaba: «Al verla me puse a pensar que algo está ocurriendo con la fotografía, porque vivimos en una ciudad inmersa entre millones de imágenes, pero ya no las vemos», dice Gutiérrez Cham.

El segundo suceso se dio leyendo algunos textos de Edmundo Valadés, en los que se encontró con una leyenda antigua que narra cómo, hace siglos, un emperador chino no podía dormir, por lo que un día se levantó de su cama en medio de la noche y le pidió a uno de sus criados que borrara el mural pintado en su habitación; cuando el sirviente le preguntó por qué, el rey le respondió que el sonido del agua que estaba pintado en la cascada del mural no lo dejaba descansar.

«Esta pequeña leyenda me puso a reflexionar sobre un hecho que me parece fascinante: hubo una época en la que las imágenes no solo se veían sino también se escuchaban, se olfateaban, se tocaban; la percepción que había entre los objetos y las imágenes era distinta. Al juntar estas dos anécdotas pensé en que debió existir un momento en la historia en el que las imágenes se convirtieron en objetos masivos, por una parte, pero, por otra, siguieron siendo mágicas», comenta en entrevista con Milenio.

Gutiérrez Cham leyó la biografía del inventor de Kodak, George Eastman. Al leerla halló que en 1888 este hombre había creado unas cámaras portátiles de ocho por 16 cm que costaban 25 dólares, que tenían una capacidad para 100 tomas; a partir de ese momento se empezaron a tomar imágenes masivamente, menciona el autor.

Esto hizo, como siempre sucede cuando se introduce un nuevo invento, que se desataran celos a su alrededor, sobre todo entre pintores y artistas, quienes suponían que el negocio del retrato a mano se vendría abajo: «La novela relata el momento en que un pintor francés que vivió en París, René Gobert, se siente profundamente agraviado porque la mujer de la cual está enamorado –una prostituta– decide abandonarlo para irse con distintos fotógrafos que le pagan mejor por dejarse retratar», explica el doctor en análisis del discurso por la Universidad Autónoma de Madrid.

Gobert decide tomar venganza contra Eastman por considerar que las cámaras portátiles son objetos terroríficos, capaces de capturar cualquier imagen: «En la obra me interesa argumentar cómo es que una persona se puede sentir ofendida ante las cámaras. René sostiene que estos artefactos se roban todo porque capturan la esencia de las personas de una manera precisa», dice el también investigador en el Departamento de Estudios Literarios de la Universidad de Guadalajara.

Para Gutiérrez Cham, aún existen personas que piensan que las fotografías se roban una parte de la memoria: «Todavía hay gente que se siente incómoda cuando es fotografiada. La cuestión es que ahora tenemos un problema de inseguridad y muchas veces no queremos ser fotografiados, porque no sabemos dónde terminará la imagen; pero el hecho es que tomar la fotografía de alguien, en principio, significa capturar algo: un momento que, de otra forma, podría borrarse, irse a la basura».


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