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El escritor publica Muñecas rotas (Foto: Archivo)
C iudad Juárez, Chihuahua. 7 deabril de 2015. (RanchoNEWS).- Escocés, cosecha del 69. Ha trabajado como guitarrista, ingeniero de sonido, profesor de guitarra, periodista y, finalmente, novelista. Cuando no está ocupado escribiendo una novela, James Carol se dedica a entrenar caballos y es profesor de hípica. Reside en Hertfordshire con su mujer y dos hijos. Muñecas rotas, publicada en España por los chicos de La Esfera de los Libros [sello que pertenece al grupo Unidad Editorial, que también publica EL MUNDO], es la primera novela que tiene como protagonista a Jefferson Winter, un experto en perfiles psicológicos, de la que se han vendido más de 100.000 ejemplares en Inglaterra. Apuntamos bien antes del primer disparo. Amartillamos el arma. ¡Y pum! La entrevista para El Mundo es de Marga Nelken:
¿Cuántos «cadáveres» hay, hasta el día de hoy, en su «fiambrera»?
En Muñecas rotas, ninguno. La premisa de mi novela, que sirvió de motor de arranque de la misma, es: ¿Qué hay peor que la muerte? De este modo empecé a trabajar un argumento en el que las víctimas son lobotomizadas antes de ser puestas de nuevo en libertad. Encuentro esta idea, la de estar vivo pero sin personalidad, absolutamente aterradora. No sé si, llegado el caso y pudiendo elegir, preferiría estar muerto.
¿Y en el resto de sus novelas? ¿Lleva la cuenta de crímenes «perpetrados» en sus páginas?
[Sonríe] No, desde luego que no. He escrito demasiados libros como para acordarme de mis víctimas.
¿El peor de todos ellos?
No sabría decirte cuál me costó más «eliminar». En realidad, nunca me ha desvelado ninguno de mis «muertos». De hecho, duermo toda la noche de un tirón.
¿Existe el crimen perfecto?
No. Me temo que no. El problema con cualquier crimen es que existe un componente humano que siempre acaba por complicarlo. Los seres humanos somos imperfectos. Siempre caeremos en un error, por pequeño que sea. Y el «poli» es lo bastante inteligente como para reparar en ellos, acabará por cazar al asesino. En el caso de Jefferson Winter, el protagonista de mis libros, no se trata de un investigador corriente. Es hijo de uno de los psicópatas más famosos de EE.UU. y su inteligencia es muy superior a la media. No hay nadie como él que pueda meterse en la mente de un asesino en serie porque lleva toda la vida tratando de distanciarse del legado de su padre.
¿Llevamos todos «un asesino» dentro?
¡Buf! Yo diría que esa es la pregunta del millón. No estoy seguro. Pero creo que sí. Tenemos el poder de crear y, a la vez, el de destruir. Aunque solamente lo hagamos con nuestra imaginación. Si utilizamos ese poder para lo bueno, acabaremos facturando grandes obras de arte; si lo usamos para lo malo, entonces terminaremos perpetrando un Holocausto. A todos nos llega un momento en la vida en el que estamos obligados a elegir.
¿De qué depende que algunas personas lleven a la práctica sus crímenes y otras no? ¿Mera cuestión de suerte?
Es complicado dar una buena respuesta a una cuestión así. Verás, tengo dos niños preciosos y una de las cosas que más me han asombrado desde que nacieron ha sido poder comprobar cómo sus caracteres se han ido formando poco a poco. La naturaleza, definitivamente, entra en el juego aquí. Aunque la educación que reciban también cuenta. Por eso, para que alguien acabe siendo un asesino, tienen que alinearse una cola bastante larga de planetas o eso creo. Aunque es algo que ocurre más habitualmente de lo que en un principio podamos pensar.
¿Cuál es su «thriller» favorito?
Es difícil elegir. Yo diría que El silencio de los corderos, de Thomas Harris. Y Killing floor, de Lee Child. Mejor si son dos en vez de uno, ¿no?
¿Han cambiado el cine y la televisión el modo de contar una historia?
Sin duda. Sobre todo si hablamos de «thrillers». Las escenas son mucho más cortas y todo se escribe en función de que el argumento avance vertiginosamente. Los escritores hemos tenido que adaptarnos. Si tu libro no atrapa al lector desde la primera sentencia, entonces van a dejarlo y pasar a otro libro.
¿Podremos ver pronto su novela adaptada a la pantalla?
Los derechos han sido vendidos a la productora de Stephen Fry. El plan consiste en adaptar Muñecas rotas y usar la película como la base de una serie, que llamarán Winter. Espero que sea realidad en un par de años.
¿A quién le gustaría ver en la piel de Jefferson Winter?
Johnny Depp sería ideal para interpretar a Winter, desde luego. Pero, en realidad, prefiero que sea un actor con más futuro que pasado. En el que no pese su trayectoria. Aún no lo tengo muy claro. Aunque no me importaría que Depp se animase a encarnar a mi protagonista.
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