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Gilles Lipovetsky, ayer, en el Itam, donde disertó a propósito de la edición en español de su libro La estetización del mundo. (Foto: Cristina Rodríguez)
C iudad Juárez, Chihuahua. 28 de abril de 2015. (RanchoNEWS).- El sociólogo francés Gilles Lipovetsky (París, 1944) ofreció este lunes una conferencia magistral en el Instituto Tecnológico Autónomo de México (Itam), a propósito de la publicación en español de su libro La estetización del mundo (Anagrama). Reporta desde la ciudad de México para La Jornada Mónica Mateos-Vega.
El también filósofo señaló que el ideal del ser humano no es consumir, sino crear, compartir, amar. Por eso, considera que en este sistema capitalista que ha creado hiperconsumistas «la educación es un asunto medular, pues hay que dar las herramientas para formar personas inteligentes, que hagan de su existencia una obra de arte, como diría Óscar Wilde».
El auditorio de esa casa de estudios resultó insuficiente para dar cabida a los jóvenes que acudieron a escuchar a uno de los principales teóricos de la sociedad posmoderna, quien añadió: « Dejemos de decir que el consumismo nos ha sacado el corazón. No es así. Antes tampoco eran mejores que nosotros.
“No hay que satanizar al consumismo, pues también aporta, por ejemplo, a la salud, los productos farmacéuticos, las técnicas. Además, cuando un sistema económico permite a los artistas ejercer su creatividad, va por buen camino.
“Pero esto no quiere decir que lo hagamos un dios. El consumismo es un medio, no un fin. Lo molesto es cuando el consumismo ocupa un gran lugar. Si algunas personas consumen tanto no hay que criticarlas: es que no tienen otra cosa qué hacer. Cuando uno tiene un proyecto personal, una pasión, en lo que menos se piensa es en consumir. Hay que criticar al sistema que no ha dado a esas personas opciones para dedicarse a algo más que el consumo».
Por eso, reiteró Lipovetsky, hay que impulsar la educación, «la cual es esencial para la pujanza económica y para que retroceda el consumo».
Hay que educar, detalló, para que se transforme el gusto por la danza, el cine, la pintura, la música, pues «estamos enfermos de lo efímero, en una sociedad donde hay que innovar permanentemente. Nos hemos convertido en unos drogadictos de novedad. El sistema de lo efímero está en el corazón de nuestro sistema capitalista y también en nuestro corazón. No soportamos las repeticiones porque nos aburrimos y el hiperconsumo se centra en la novedad de lo efímero.
«Ese es el sello de la sociedad individualista, que no es ya una sociedad de tradiciones, sino de modas, y eso va a continuar mañana, sin importar las cantatas, por ejemplo, de los ecólogos radicales, quienes también podrían ser una pequeña moda».
Capitalismo artístico
La relectura que Lipovetsky hace del sistema capitalista «no va en contra, sólo hace más complejos los conceptos que ya se manejaban desde el siglo XIX al integrar el parámetro estético».
En este sentido, planteó que vivimos inmersos en un «capitalismo artístico», que se ha convertido en una inmensa maquinaria económica de seducción: antes consumíamos productos utilitarios, ahora, además deben ser fashion (estar de moda), para lo cual las grandes marcas contratan artistas, a creativos, para hacerlas rentables al atrapar la sensibilidad del consumidor.
Lipovetsky comentó que el capitalismo hoy día gana con artistas, como Jeff Koons o Damien Hirst, «quienes además son unos verdaderos hombres de negocios, que llevan a cabo funciones de mercadotecnia. Antes, si una obra de arte era comercial, significaba que no eras un verdadero artista, ahora lo es quien está cerca del mercado.
«Sucede que lo más gélido del capitalismo integró todo aquello que parecía lo más ajeno: la belleza, las emociones, la creación. No nos equivoquemos al decir que el capitalismo ha empobrecido al consumidor, porque hoy tenemos un gusto por las cosas bellas», concluyó el escritor.
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