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La marroquí Fátima Mernissi, pionera del feminismo musulmán. (Foto: Bernardo Pérez)
C iudad Juárez, Chihuahua. 30 de noviembre de 2015. (RanchoNEWS).- La escritora, socióloga y profesora marroquí Fátima Mernissi falleció este lunes en una clínica de Rabat a la edad de 75 años. Mernissi, nacida en un harén de Fez, se convirtió en todo un referente en el mundo musulmán en la lucha por los derechos de la mujer. La autora solía afirmar que el islam no está en contra del cuerpo, «no lo reprime, como el cristianismo», y que Mahoma fue un hombre casado que disfrutaba de serlo. Reporta Francisco Peregil para El País.
Mernissi fue una intelectual muy comprometida con la sociedad y el tiempo en el que le tocó vivir. Fundó varias asociaciones que denunciaban el patriarcado en la sociedad musulmana. Pero cuando le otorgaron el premio Príncipe de Asturias en 2003, aclaró a este diario: «Yo no soy una militante en el sentido tradicional. No me echo a la calle para reivindicar. Es una pérdida de tiempo y me da miedo la policía. Mi arma, pacífica, es la comunicación».
La también socióloga marroquí Sumaya Naaman Guesus informó a la agencia Efe que Mernissi falleció tras sufrir una enfermedad en los últimos tres años. Pero esa dolencia, añadió, no afectó a su actividad científica ni intelectual, que mantuvo vigente hasta esta misma semana. «Fátima Mernissi es la primera mujer que tuvo la gran valentía de tratar varios temas considerados como tabúes sobre la interpretación del Corán y los libros de la tradición islámica», lamentó la socióloga.
Mernissi publicó su primer libro Sexo, ideología e Islam en 1975. En 1987 salió a la luz otra de sus obras cumbre, el ensayo El harén político: el profeta y las mujeres (1987), donde explicó cómo Mahoma se esforzó en ayudar a las mujeres y cómo fueron manipuladas sus palabras a lo largo de la historia.
En 1996 Mernissi publicó Sueños en el umbral: Memorias de una niña del harén. Esta obra, que ella llamaba «una falsa autobiografía», comenzaba así: «Nací en 1940 en un harén de Fez, ciudad marroquí del siglo IX, cinco mil kilómetros al oeste de La Meca y mil kilómetros al sur de Madrid, una de las peligrosas capitales de los cristianos. Mi padre decía que con los cristianos, al igual que con las mujeres, los problemas empiezan cuando no se respeta la frontera sagrada o hudud. Yo nací en pleno caos, porque ni los cristianos ni las mujeres respetaban las fronteras».
Hasta sus últimos días Mernissi demostró curiosidad por todo lo que le rodeaba. Le atraía Internet y el fruto que de ella podrían sacar los más necesitados. Le atraía también el sentido de pertenencia a una comunidad que veía en la sociedad marroquí, frente al individualismo de los países europeos. Cuando en una entrevista con este diario publicada en 2008 se le preguntó sobre el hecho de que Internet también es una vía de conexión entre los terroristas, respondió: «¡Pero si muchos de los terroristas provienen de Europa misma! Para mí, la cuestión es averiguar cuál es la semilla y la tierra, el caldo de cultivo que lo produce. Necesita nacer y crecer como las plantas. Lo resolveremos si sabemos por qué sucede, no con tópicos como que todos los terroristas son musulmanes».
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