Portada del libro. (Foto: Archivo)
C iudad Juárez, Chihuahua. 4 de octubre de 2017. (RanchoNEWS).- Un recorrido por los barrios masificados de la Vieja Delhi y las carreteras de la ciudad nueva, por los montes y los valles de Cachemira y más allá, es parte del libro El misterio de la felicidad suprema, de Arundhati Roy (Shillong, 1961), la escritora y activista india que después de dos décadas presenta su segunda obra, muy similar a la anterior, difícil y compleja, pero a la vez de una escritura bellísima, llena de humor explosivo, con deseos de romper fronteras también estilísticas. Escribe Jaquelin Ramos para Siempre!
«El gobierno de la India quiso convertirme en la cara visible de la nueva India, una nueva India que comandaba un partido de extrema derecha que lo primero que hizo al llegar al gobierno fue empezar a hacer pruebas nucleares. Vendían un nuevo liberalismo, un nuevo régimen que buscaba su lugar en el mundo internacional. Yo no quería ser esa cara», aseveró la también Premio Sidney de la Paz, al recordar que con su best seller, El dios de las pequeñas cosas, no sólo le trajo grandes triunfos y reconocimiento a nivel mundial, sino además problemas que la mantuvieron alejada de la ficción por esos años.
Después de instar por cinco minutos de silencio para sumarse contra la actuación policial que se llevo el pasado domingo en Cataluña, con esa dulce y húmeda mirada que la caracteriza, reafirmó su compromiso como activista política, que empezó después del éxito de la primera novela que relata la historia de tres generaciones de una familia de la región de Kerala que se desperdiga por el mundo y se reencuentra en su tierra natal. Este relato fue escrito en lengua inglesa, ganó el Premio Booker en 1997 y se convirtió en un verdadero fenómeno mundial con sus ocho millones de ejemplares vendidos en todo el mundo y su texto original traducido a 47 lenguas.
En la presentación llevada a cabo en Barcelona por un doble motivo, para participar en el ciclo de debates Revolución o resistencia, sobre la pervivencia y el sentido de lo revolucionario, y por presentar su último trabajo, recalcó que durante esa ausencia escribió al menos cinco ensayos, tres de los cuales están en castellano por Anagrama, la misma casa editorial encargada de editar su segunda novela.
Esta última novela que lleva como condición de su autora, sea uniforme en todos los rincones del mundo, está dedicada –expreso la activista- a los desconsolados, a todos los oprimidos y contra un tipo de fascismo que existe en India.
«Cachemira es la zona del mundo en la que mayor ocupación existe, hay miles de soldados en las calles. Y los datos sólo hablan de tantos muertos, tantos malheridos, tantos torturados, pero no de cómo la ocupación cambia la vida de la gente. Ese terror sólo puede contarse a través de la ficción. Sólo a través de la ficción puedes hablar de cómo el fundamentalismo económico proviene del antiguo fundamentalismo religioso».
Insistió que sólo la ficción puede contar la verdad, en la no ficción se basa en argumentos, en datos, hechos, la ficción es la construcción de un universo.
«En la ficción construye un edificio, con múltiples ventanas, desde las que puedes contemplar su interior en distintos momentos y hacerlo a través de distintas luces».
Por otra parte, comprometida con el medio ambiente y el pacifismo, Roy explicó cómo los móviles sirven a los poderes políticos para controlar a la población. En ese sentido, recordó una entrevista que mantuvo en Rusia con Edward Snowden, en la que éste le dijo que «estamos vigilados constantemente». De hecho, en la India, a través de estos teléfonos se controlan los datos biométricos de las personas, las cuentas bancarias o las llamadas que se hacen. Por ello, «la única manera de escapar a ese control es salir de la red», precisó Roy.
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