Momento de la representación. (Foto: Jaime Moreno Valenzuela)
C iudad Juárez, Chihuahua. 10 de abril de 2018. (RanchoNEWS/JMV).- Con la presentación de El Divino Narciso (1692) de sor Juana Inés de la Cruz una obra teatral en un acto cuyo propósito es exponer un argumento religioso; en su época, a este tipo de obras se les conocía como autos sacramentales. Con una adaptación de Teatro de La Rendija dio inicio la XLIII edición del Festival de Siglo de Oro.
Oportunamente llega a nuestra frontera esta versión en forma de Juego Áureo, cuando los mexicanos nos encontramos blasfemados, cuando estamos al punto de la rabia entre hermanos, cuando sentimos perdida nuestra esencia. La Rendija nos brinda esta adaptación que invita a ver el teatro con los ojos cerrados y escuchar el paisaje sonoro de los versos de Sor Juana con sabor a jarana.
Seis mujeres son las encargadas de dar forma a los personajes: Nara Pech, Liliana HeSant, Nicté Valdés, Gina Martínez, Monserrat Cervera y Patricia Pérez. Ofreciéndoles una forma de hacer teatro en la que muestran la inteligencia e ingenio de Sor Juana. En ella se revela el arte de la métrica, ritmo y palabra con la simetría de los espejos en la que emerge la vigencia de sus textos.
El oficio de La Rendija se observa en cada detalle de la puesta: música original, el diseño del espacio escénico, la dirección, el diseño del vestuario amen del resto de la producción. Los cinco meses de preparación se aprecian en esta producción.
Raquel Araujo junto con Oscar Urrutia logran con este trabajo, conectar el barroco con la esencia Maya y a partir de una loa introductoria en donde se hace una analogía entre la antropofagia ritual prehispánica y la eucaristía católica, se representa el misterio del sacrificio de Cristo, quien aparece alegóricamente como Narciso, el personaje mitológico que se enamora de su propio reflejo, la Naturaleza Humana. El demonio, por su parte, está encarnado en la ninfa Eco, acompañada por las entidades abstractas Soberbia y Amor Propio. En el auto se presentan largos parlamentos de los protagonistas, se describe la escena de autoenamoramiento de Narciso y de su muerte, equivalente a la crucifixión. Esta trama alegórica es un buen ejemplo de la estética barroca del periodo, en la que el mundo se comprendía por medio de complejas metáforas llenas de erudición clásica y bíblica.
Y la injuria de Atlante quedo en el monte y los espejos de la Naturaleza Humana quien representa al ser humano en una «selva que es mundo» iluminaron las butacas con su público atento y así el paso del autoenamoramiento a la muerte tan anunciada llego.
La Rendija nos brindo una profanación que revela un encuentro de las ideas de las mujeres mexicanas del siglo XXI con una mujer del siglo XVII.
Nosotros como público quedamos demás de agradecidos.
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