Carlos Garaicoa: Louis Vuitton viaja con Karl Marx y nosotros viajamos con Louis Vuitton, 2009 (Foto: Archivo)
C iudad Juárez, Chihuahua. 6 de abril de 2018. (RanchoNEWS).- Los aniversarios, casi por definición, constituyen una preciosa oportunidad para el balance. El bicentenario del nacimiento de Marx nos interpela de manera especial, habida cuenta de la repercusión alcanzada por su obra. Pero para no dejar esto en una simple constatación, convendrá formularse un par de preguntas tan sencillas como pertinentes. La primera es ¿dónde radica la importancia de Marx?, pregunta que probablemente admita una contundente respuesta: en la enorme envergadura de lo que se hizo en su nombre. Ya se imaginan en lo que estoy pensando: los límites del corto siglo XX, por utilizar la expresión popularizada por el historiador británico Eric Hobsbawm, vienen dibujados por el nacimiento y caída del imperio soviético, que se declaraba inspirado en la obra de Karl Marx. La segunda pregunta, si cabe más obligada aún que la anterior, es ¿qué queda de su pensamiento?, y bien podría ser respondida así: la doble voluntad de la que venía animado, esto es, la voluntad de conocer y de transformar el mundo. Lo que sigue intenta ser un desarrollo de ambas respuestas.
Claro está que ambas dimensiones, la práctica y la teórica (esta última con doble fondo, político y ético, porque la voluntad de transformar es indisociable de la voluntad de mejorar), no pueden ser pensadas separadamente. Constituiría un recurso falaz desvincularlas por completo, como si el hecho de que los países del «socialismo real» hubieran edificado sus proyectos de transformación de la sociedad inspirándose en las ideas marxianas no fuera un elemento digno de consideración, o como si la ruina de tales proyectos no debiera movernos a cuestionar algunos aspectos de la propuesta originaria.
El texto del filósofo Manuel Cruz lo publica El Cultural
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