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La fotógrafa saluda a la Reina en el palacio de Buckingham, marzo, 2007. (Foto: AP)
N ueva York, 3 de mayo, 2007. (Bárbara Celis / El País).- A John Lennon le fotografió desnudo. Y a Whoopi Goldberg bañada en leche. Annie Leibovitz, la fotógrafa de las celebridades, se ha convertido en la primera estadounidense que retrata a la reina Isabel II. La imagen ha desatado la polémica. Y la crítica se ha dividido. Henry Allen, reseñista de arte del Washington Post, califica el retrato de poco misterioso y «secular». Añade: «El rostro de la reina tiene la misma personalidad que un busto de mármol de George Washington». Para el crítico británico William Feaver, sin embargo es «un alivio» el camino «tradicional» elegido por Leivobitz. «Nadie quiere ver a la reina bailando break o en una bañera de leche», dice.
Pintar a la realeza era lo máximo a lo que podía aspirar un artista desde el Renacimiento hasta el siglo XX. El salto del lienzo a la fotografía coincidió con la pérdida de influencia de los monarcas, cuyo poder ha sido sustituido por el de las celebridades, los nuevos reyes a los que venera la cultura popular. Desde entonces los fotógrafos que triunfan son quienes capturan con su objetivo a cantantes y estrellas de Hollywood y Annie Leibovitz es probablemente quien mejor encarna ese nuevo patrón de artista de éxito, con firma mensual en la biblia del glamour, la revista Vanity fair.
Los pocos monarcas que aún quedan en el planeta están bien informados y saben quién es hoy el Velázquez de los poderosos. De ahí que la Reina Isabel II de Inglaterra, recién entrada a sus 81 años en la historia del cine, gracias a la interpretación que hizo de ella Helen Mirren en La reina –la actriz se llevó el Oscar–, haya optado precisamente por escoger a Leibovitz para inmortalizarla en dicha revista y conmemorar además la segunda visita oficial de su reinado a Estados Unidos.
La monarca, que hoy celebrará en Virginia el 400 aniversario de Jamestown, el primer enclave fundado por colonos británicos en el Nuevo Mundo, ha posado para Leibovitz igual que antes lo hicieran el músico John Lennon o la modelo Cindy Crawford. Y aunque la fotógrafa es conocida por crear coreografías con vocación estridente, como el desnudo del embarazo de la actriz Demi Moore, para fotografiar a Isabel II Leibovitz se ha contenido. «Me gusta la tradición. Considero este encargo como un trabajo de documentación y por eso he querido tomar retratos sencillos», ha dicho la artista en declaraciones recogidas por The London Times.
Desde la casa real británica se asegura que no ha habido ningún tipo de presión, y que la fotógrafa ha hecho exactamente lo que ha querido. Los cuatro retratos oficiales que ha tomado en el Buckingham Palace de Londres son de lo más formal y mucho más cercanos a cualquier cuadro del siglo XVIII o XIX que a las atrevidas fotografías que la han hecho célebre. Según The Guardian, uno de los lienzos en los que Leibovitz se habría inspirado es el Retrato de la reina Charlotte (1789), de Thomas Lawrence, pintor oficial del rey Jorge III, que ahora se exhibe en la National Gallery de Londres. La pose en ambos es similar: la reina está sentada y mira con aire perdido hacia la ventana en la que se puede entrever el paisaje inglés.
En las fotos de Leibovitz hay variaciones: en una las imágenes que publica Vanity fair la reina mira hacia el objetivo y aparece sentada junto a la ventana con la corona real, mientras que la otra es más informal y la reina aparece de pie con unas pieles colgadas del brazo y con aire más pensativo. Según Leibovitz, su principal inspiración ha sido la obra del británico Cecil Beaton, quien retrató a toda la familia real inglesa en 1939. «Sus imágenes son muy importantes para mí», ha declarado la fotógrafa, cuya carrera arrancó en la revista Rolling Stone hace ya más de tres décadas.
«Eres buena fotógrafa pero podrías ser mejor». Ésta es la frase que Leibovitz escuchó a finales de los ochenta por boca de quien después fue su pareja, la fallecida escritora Susan Sontag, autora de uno de los ensayos más célebres sobre fotografía. Por entonces Leibovitz ya había publicado la que aún es su foto más celebrada: Lennon, desnudo, abrazando a Yoko Ono.
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