.
Autorretrato de del dibujante. (Foto: Archivo)
A lemania, mayo, 2007. (Toma Tasovac/DW-World).- Wilhelm Bush hubiese cumplido 175 años el pasado abril. Para confirmar la actualidad del creador de Max y Moritz, DW-WORLD.DE conversó Hans Joachim Neyer, director del Museo Wilhelm Bush de Hannover
Frecuentemente celebrado como el abuelo de las tiras cómicas, Wilhelm Bush (1832-1908) es una referencia básica en Alemania. La irreverencia de sus historias, sus diseños grotescos, su humor negro y, sobre todo, sus macabros anti héroes fascinan y pueblan la imaginación de sus lectores hasta hoy.
Los personajes más conocidos de Busch son Max y Moritz –Paco y Pedro en la traducción de la editorial Reclam–, dos muchachitos traviesos que amargan la vida de los adultos a su antojo, hasta que, al final, son castigados, envueltos en sacos de cereales, triturados en un molino y servidos como comida a los patos.
¿A qué se debe la popularidad de Wilhelm Busch en la Alemania del siglo XIX?
Hans Joachim Neyer: Con su manera moderna sus obras tenían algo de sensacional, algo por lo cual muchos clérigos se sentían ofendidos. El problema es que Busch no se atenía a las reglas normas clásicas, no escribía sobre los verdadero, lo bello o lo bueno como lo hicieron Goethe y Lessing. Él se dedicó a enfocar lo malo, lo equivocado y lo feo. Era eso lo que quería leer la nueva clase media emergente en un mundo industrial y capitalista
Max y Moritz (Foto: Archivo)
Max y Moritz se divierten un montón, pero acaban siendo brutalmente castigados por sus traversuras. ¿Wilhelm Bush usaba la fuerza bruta como forma moral o como instrumento pedagógico?
Todas sus historias terminan de manera brutal, pero es exactamente eso lo que sus lectores más apreciaban. Busch no era ni sacerdote ni profesor. Tenía que convencer a las personas de que compraran sus libros y lo hizo teniendo en cuenta sus necesidades.
Estamos hablando de literatura popular: sus libros eran vendidos en estaciones ferroviarias. Las personas tenían que escoger entre comprarse un libro o una cerveza. Muchos prefirieron comprarse el libro de Busch, por eso al final de sus días era millonario.
A Busch se lo describe a menudo como el abuelo de las tiras cómicas, ¿su influencia se extiende fuera de Alemania?
Sí, aquí en el museo tenemos las ediciones originales de The captain and the kids, de Rudolph Dirk, cuyas primeras ediciones fueron publicadas en 1897. Lo interesante es que gracias a la significativa minoría de lengua alemana en los Estados Unidos a comienzos del siglo XX la serie fue traducida al alemán y publicada en Estados Unidos y se vendió bajo el título de Max y Moritz hasta 1916.
Aparte de eso, el escritor norteamericano Robin Allen, que investigó los archivos de los estudios Walt Disney, constató que los primeros diseños de Mickey Mouse se hicieron bajo la influencia directa del estilo grotesco de los diseños de Busch.
¿Había algo especialmente alemán en el humor de Busch? ¿Ese alegrarse del mal ajeno, la malicia?
Max y Moritz, por la chimenea (Foto: Archivo)
En mi opinión los alemanes son federalistas. Siempre fuimos, por sobre todo, bávaros, prusianos, etc. Alemania se convirtió en un país unificado apenas en 1871, en consecuencia de la cruzada expansionista militar de Prusia.
Por ello yo no diría que había una especie de sentido del humor alemán en aquella época. Pero, pensándolo bien, la gemütlichkeit alemana y la cultura biedermeier –que prevaleció hasta cerca de 1850 hasta ser destruida por el boom industrial, primero, y por el aumento del desempleo después…. Esa malicia puede ser vista como una reacción, como el intento de romper esa armonía.
REGRESAR A LA REVISTA