Rancho Las Voces: Arqueología / México: El restaurado rostro del rey Pakal II
La vigencia de Joan Manuel Serrat / 18

viernes, octubre 12, 2007

Arqueología / México: El restaurado rostro del rey Pakal II

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La máscara fue descubierta por el arqueólogo Alberto Ruz Lhuiler, en 1952 (Foto: Cortesía INAH)

M éxico, 12 de octubre, 2007. (Jesús Alejo/ Milenio).- Durante casi medio siglo, ese primer rostro armado de los vestigios del rey Pakal II recorrió el mundo, al grado de convertirse en una imagen muy utilizada dentro de las publicaciones que se referían a las culturas prehispánicas y no sólo de México, sino de varias partes del mundo.

Y es que después de su hallazgo por el arqueólogo Alberto Ruz Lhuiler, en 1952, se le dio una forma que se mantuvo hasta el año 2000 —si bien muchas dudas aún despertaba, sobre todo los materiales con que fue realizada—, cuando una solicitud de préstamo obligó a analizar el estado en que se encontraba: «en condiciones frágiles», según un dictamen de la restauradora Laura Filloy.

Así se inició una labor que se definió como un «hito» en la historia de la restauración en México, pues con el propósito de lograr un mayor acercamiento al rostro del monarca maya, se concibió un equipo interdisciplinario conformado por arqueólogos, antropólogos físicos, historiadores del arte, restauradores y museógrafos —para su posterior exhibición pública—, cuyos esfuerzos culminaron en 2003.

Sin embargo, con la idea de propiciar la reflexión en torno a «una de las aventuras interdisciplinarias más emblemáticas del INAH», de acuerdo con su titular, Alfonso de Maria y Campos, se realizó una jornada académica en la Escuela Nacional de Restauración, Conservación y Museografía Manuel Castillo Negrete.

«Pasado y futuro de la institución se concentran en la máscara de Pakal, porque en ella han trabajado las más brillantes generaciones de especialistas del instituto. Los diversos rostros que han dado vida al ensamblaje de las 200 piezas que conforman a la máscara, dan cuenta de los cambiantes criterios con que se ha trabajado en el último medio siglo la antropología física y la restauración», enfatizó en la sesión de Maria y Campos.

Riqueza mineral

A lo largo de 50 años, la máscara de Pakal II se había conocido de una manera, pero al emprender el trabajo de restauración su imagen se modificó con criterios científicos y teóricos sólidos.

«Se trata de un rostro que ahora sí tiene proporciones humanas», a decir de Laura Filloy, encargada de los trabajos, «es un retrato. Podemos estar seguros de que los mayas, por lo menos los artistas de Palenque, trabajaban los rasgos con una gran certeza; ahora sabemos que lograremos reconocer a los diferentes gobernantes de Palenque gracias a la imagen que nos dejaron».

Después de poco más de dos años de trabajo y de múltiples estudios, la especialista se muestra convencida de que la restauración durará unos 50 años, sin que el rostro sufra modificaciones estructurales.

En la restauración de la máscara no sólo se buscó ofrecer la imagen más cercana del monarca maya, sino se identificaron otros elementos, como el origen de la obsidiana de concha de sus ojos o el de la «piedra verde», ambos provenientes de Guatemala, con lo cual hasta se conoce el gran trabajo que debieron realizar los mayas para su transporte desde esa región a Palenque.

«Siempre se hablaba de que se trataba de piedra verde, pero no sabíamos de qué minerales están hechos, lo que nos ofreció mayor información sobre cómo se obtenían los materiales. El estudio de las teselas del mosaico, además, nos permitió entender cómo se facturó la máscara, cómo se cortaron cada una de las piezas, cómo se trabajó el conjunto, lo cual nos habla de un conocimiento técnico impresionante para el clásico tardío, por lo menos en la región de Palenque».

Luego de la restauración de la máscara de Pakal II, exhibida en la sala maya del Museo Nacional de Antropología, existe la propuesta de continuar con el resto del ajuar que acompañaba a la pieza, para lo cual se buscará regresar a la excavación para saber cómo estaban colocadas las distintas partes del ajuar en el contexto funerario, aun cuando no se tiene fecha para ello.

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