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Nueva York desde la terraza, 1937, óleo del pintor oaaxaqueño incluido en el acervo de 90 obras que se muestran en el museo de la ciudad de México que lleva el nombre del notable artista mexicano. (Foto: Cortesía Museo Tamayo Arte Contemporáneo)
M éxico, 24 de octubre, 2007. (Merry MacMasters/ La Jornada).- El Museo Tamayo Arte Contemporáneo hace honor a su nombre. Al respecto, mañana será inaugurada, por fin, Tamayo reinterpretado, exposición internacional de la que La Jornada publicó la primicia el pasado 7 de febrero.
La retrospectiva, cuya versión mexicana comprende 89 pinturas –alrededor de 20 se muestran aquí por primera vez–, así como una escultura que abarcan de 1920 a 1989, se planeó originalmente para septiembre de 2006, para así iniciar una gira que incluyó el Museo de Arte de Santa Bárbara, en California, instancia organizadora de la exhibición, con el apoyo de los museos Tamayo y el de Arte de Miami. Ahora, cerrará la itinerancia.
Anunciada en su momento como la primera gran revisión fuera de México de la obra del pintor oaxaqueño en 27 años, la exhibición integrada por Diana du Pont, ex curadora de arte moderno y contemporáneo del museo de Santa Bárbara, con Juan Carlos Pereda, del museo Tamayo, recorre más de 70 años de creación estética del artista.
Diálogo fecundo con muchos creadores
De acuerdo con Pereda, Tamayo es un artista que empieza a ser «nuevamente reconocido, ampliamente valorado, no sólo en el mercado de los coleccionistas, sino también en las instituciones. Esta es la muestra de que Tamayo tiene una vigencia y una modernidad que hoy están plenamente en concordancia con nuestro tiempo».
El guión museográfico pone énfasis en el periodo comprendido entre 1930 y 1950, «años en los cuales Tamayo ha sido uno de los artistas que más aportó a la nueva figuración. Es un creador que en ese momento vive en Estados Unidos y que tiene un diálogo muy efectivo, profundo, novedoso, con muchos de los artistas de las vanguardias internacionales que van desde Matisse hasta Bacon».
La exposición está dividida en 13 grupos de obras en las que «hemos planteado la situación tanto de Tamayo y su obra, como del devenir de la historia del arte en Estados Unidos y México, de cómo nos damos cuenta de aquellos intereses que despliega Tamayo desde el primer momento en que hurga en la historia del arte reciente.
«Como también en un momento hace, no concesiones, sino que se inserta en un interés de desarrollar un exotismo para tener un mercado en Estados Unidos. Luego, cómo evoluciona dentro de su poética construida con los elementos sustraídos de la escultura prehispánica, del arte popular en las vanguardias internacionales. Hemos mencionado siempre entre estas referencias a Picasso, Matisse, De Chirico y Bacon, pero pocas veces nos habíamos asomado con una claridad tan suficiente como en esta muestra a todo aquello que le despertó a Tamayo el expresionismo abstracto».
A pregunta expresa, Pereda dijo que los «ocho o nueve» cuadros que no pudieron viajar a México, se debió básicamente a «cuestiones de estado de conservación, pero que fueron sustituidas con obra similares, de la misma época e igual calidad.
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