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Trabajadores de la construcción, 1942, litografía a color, del artista oriundo de Estados Unidos, pero mexicanizado. (Foto:Archivo)
M éxico, D.F., 22 de octubre, 2007. (Judith Amador Tello /apro).- En una bella y lujosa edición, prologada por el historiador Miguel León-Portilla, la Fundación Cultural María y Pablo O’Higgins, A.C., y el Gobierno de la Ciudad de México reunieron la obra gráfica del pintor nacido en Utah, Estados Unidos, en 1904, y arraigado en México desde 1924.
El libro no sólo es valioso por dar cuenta en 93 reproducciones gráficas de los bellos trazos y el dibujo logrados por Pablo O’Higgins. Muestra, además, las preocupaciones sociales que motivaron su quehacer artístico, y su incorporación al muralismo y la llamada Escuela Mexicana de Pintura (EMP), invitado por Diego Rivera.
Habla, pues, de una corriente de pensamiento que marcó a los artistas de aquella época y que no pierde vigencia –en tanto prevalecen las condiciones que la generaron–, y que permite darle título al libro: Humanidad recuperada: Obra gráfica de Pablo O’Higgins. Explica el historiador Alberto Híjar, investigador del Centro Nacional de Investigación, Documentación e Información de Artes Plásticas del Instituto Nacional de Bellas Artes, en su texto «Humanidad en la urbe»:
«Pablo O’Higgins concreta en imágenes dos tesis comunistas fundamentales: la humanidad se construye y deconstruye con el trabajo y son los trabajadores los portadores potenciales de toda grandeza. Por eso fija su atención en los cuerpos de los trabajadores, en faenas variadas y también en el descanso y la alimentación compartida.»
La militancia ideológica y política de O’Higgins, miembro del Partido Comunista Mexicano, que también tuvieron otros grabadores de la época como Leopoldo Méndez y los miembros del Taller de Gráfica Popular (TGP), son uno de los temas en los ensayos reunidos en el libro. Y es un texto del propio O’Higgins donde se relata cómo buscaron ayudar al pueblo mexicano por medio del arte.
Relata que fue Méndez quien tuvo la idea de fundar el TGP «para hacer declaraciones más profundas sobre los problemas actuales». Y cuenta que entonces el Taller respondió a una época en la cual la carestía, el apoyo a Lázaro Cárdenas cuando la expropiación petrolera y la lucha contra el nazismo, eran los temas del momento. También se hacían obras sobre asuntos internacionales como la ayuda a España:
«La fuerza del TGP se ha basado en el trabajo colectivo. Nuestro principal interés es el contacto con el pueblo y las organizaciones populares. Esto no lo lograríamos sin el trabajo colectivo, el cual incluye la discusión, la crítica y la autocrítica. Estamos conscientes de que no sólo somos maestros del color y de la línea, sino también educadores políticos», remata.
Mucho se ha debatido sobre la pertinencia de hacer de la obra artística un mensaje político. En el caso de O’Higgins no es chocante puesto que no le resta su valor estético. Híjar describe en otro ensayo referido a los grabados en los cuales aparecen niños, cómo el artista busca a través de cientos de apuntes lograr la precisión, pues se resiste a «hacer de la pobreza una obscenidad estética placentera»:
«Pablo sintetiza en trazos magistrales los cuerpos de los niños explotados y, al hacerlo, da a entender la precariedad de sus vidas en el cuerpo social: Aun en los niños sin referencias ambientales, basta la cachucha, la ropa holgada y sin planchar, los zapatones urbanos o los huaraches campesinos, los rostros serios, para apreciar una niñez muy distinta del paradigma implantado por el ascenso burgués de la alegría juguetona e improductiva.»
Cuando en el centenario del natalicio del pintor la Fundación lanzó una nueva edición del grabado Niña de Irolo, el mismo Híjar destacó la maestría que alcanzó O’Higgins en sus obras sin abandonar los temas sociales:
«Ese contraste entre las líneas –en las que suele predominar una línea gruesa que se contrasta con claroscuros y otras líneas– que van construyendo cuerpos y paisajes es manejado de manera tan excelente que es la prueba de que sólo esta enorme oficio artístico de Pablo O’Higgins es capaz de sintetizar en una obra la calidad estética a la que se refiere toda esa necesidad histórica y social presente como necesidad y dolor.»
Las condiciones laborales de obreros, campesinos y aun de los niños en México no son una realidad distinta de la que plasmó O’Higgins en sus grabados. Pero, a diferencia de las preocupaciones que motivaron a los miembros del TGP o de la EMP, no son muchos los artistas interesados en estos temas.
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