Rancho Las Voces: Poesía / México: Poesía en Voz Alta 07
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miércoles, octubre 10, 2007

Poesía / México: Poesía en Voz Alta 07

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Stroscio y Gelman han hecho recitales juntos desde hace 45 años. (Foto: Sandra Perdomo)

M éxico 9 de octubre, 2007. (Xavier Quirarte/Milenio).-Juan Gelman, poeta comprometido con la poesía, que también suele hacer eso que llaman poesía comprometida, no cree mucho en la lectura de poesía en público. Considera que la lectura, como la escritura, es un acto solitario. Paradójicamente la suya será una de las presencias más esperadas de Poesía en Voz Alta 07, festival donde participará el jueves con el bandoneonista César Stroscio en lo que han denominado Poesía tango.

En entrevista comenta que no todos los poetas son buenos lectores de su obra. «Hay algunos casos demasiado estridentes —dice con una sonrisa—, pero hay casos distintos. Por ejemplo, Neruda era muy monótono, sin embargo era muy interesante escucharlo porque se descubrían ritmos internos que en la lectura estaban subterráneos».

El autor de Oración de un desocupado y Mi Buenos Aires Querido relata que una vez escuchó en un recital a Raúl González Tuñon –el poeta que prologó su primer libro Violín y otras cuestiones–, Rafael Alberti, Pablo Neruda y Nicolás Guillén. «González Tuñon leía muy mal sus cosas, Neruda leía con esa monotonía y Alberti lo hacía muy bien, pero el que se llevó las palmas fue Guillén. No sólo por la voz que tenía, sino porque, por ejemplo, en ese poema que habla de los cañeros y dice chas, chas, chas, lo decía en tres tonos».

La poesía de los otros autores le pareció de mayor valía que la de Guillén, pero éste arrancó mayor aplausos por su actitud histriónica. Tal vez se debía a que los otros pensaban que, «en el fondo, el poema está hecho para la lectura solitaria o porque se ponían nerviosos —reflexiona el poeta argentino—. ¡Yo me siento nervioso y mira que ya tengo mi edad, ya no tengo 15 años! La lectura del poema en voz alta ante el público cambia la relación del poeta con el texto».

Si ocasionalmente hace recitales es porque es una forma de difundir la poesía. Y lo hace con mayor gusto si se trata de trabajar con su amigo César Stroscio, con quien ha establecido una gran empatía. «La parte de música siempre crea un tipo de atractivo especial. Empezamos estos recitales con música con el propósito de difundir la poesía».

Para Gelman, que fue militante político y obligado a salir exiliado de Argentina, «el tema de la poesía es la poesía y por eso puede hablar de todo. Dicen que la Divina Comedia es un gran poema político, por ejemplo. Shakespeare, a mi juicio, es el poeta que mejor ha profundizado en las cuestiones de las disputas por el poder. Entonces la cuestión no es que hable de esto o de aquéllo, sino que sea poesía. Desde Safo a la fecha han pasado mil 600 o mil 700 años y se han escrito millones y millones de poemas de amor que no le llegan ni al tacón de la sandalia de Safo».

Juan Gelman y César Stroscio presentarán Poesía tango el jueves a las 19:00 hrs. en la Casa del Lago, Bosque de Chapultepec. Entrada libre

Una conversación de pares

César Stroscio conoció a Juan Gelman hace cerca de 45 años y desde entonces comenzaron a realizar recitales juntos. Vino el tiempo del exilio argentino en los setenta y el músico se fue a París, el poeta a Roma, pero de vez en cuando se reencuentran y es como si retomaron una conversación que apenas ayer se hubiera detenido.

Stroscio asegura que no toca muchos solos de bandoneón porque le gusta la música compartida y por ello prefiere la música de cámara. «En el caso de Juan es como un diálogo entre la música y la poesía. A veces yo le planteo si no podríamos incorporar a otro músico y él me aclara las cosas: me dice que esto es como un diálogo entre dos personas, si hubiera una tercera persona sería un metiche».

En México Ediciones Pentagrama editó el disco Ruiseñores de nuevo, grabado en París en circunstancias muy peculiares. Gelman ve a Stroscio y cuenta: «Era un amigo tuyo con un cuartito donde se podía grabar, pero el cuartito tenía un bebé y un perro. Entonces todo se volvía una especie de sinfonía no muy armonizada. Y después fue un trabajo infernal limpiar todo eso. Se pudo hacer porque la señora sacaba a pasear al perro», tercia el músico, a lo que el poeta remata con sarcasmo: «Nunca supe si era así o era al revés».


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