Maqueta del museo.
P arís, Sábado 17 de junio (EFE).- El presidente francés, Jacques Chirac, inaugura el próximo martes el Museo del Quai Branly, uno de los más ambiciosos construidos en Francia y en Europa en el último medio siglo, creado por expreso deseo suyo para "poner en su justo lugar" a las artes de las culturas primitivas y de países lejanos.
Este era el objetivo del jefe de Estado, reconocido amante y excelente conocedor de ese tipo de arte, tal y como adelantó él mismo en 1995, al inicio del primero de sus dos mandatos al frente de la presidencia del país.
Tras cinco años de trabajos dirigidos por Jean Nouvel, el autor de la ampliación del Museo Reina Sofía de Madrid, entre otros muchos proyectos de prestigio, y creador aquí de una sorprendente arquitectura de colores, a veces vegetal, hecha a medida de los fondos a albergar, el Museo del Quai Branly abrirá sus puertas al público el próximo viernes.
Ello, a menos de un año de las elecciones presidenciales, en las que, según todo parece indicar, el principal promotor del Museo no aspirará a un tercer mandato.
Poco importa eso en Branly, pues este inmenso proyecto cultural, que además de museo de arte, es museo de etnología, espacio privilegiado de exposiciones temporales, centro de investigación, universidad popular y gratuita, editorial, teatro modulable, cine, gigantesco jardín público frente al Sena y mucho más, habrá alcanzado ya un ritmo de crucero.
La nueva institución, de talante también inédito, cuya evolución ha seguido paso a paso Jacques Chirac, está presidida por Stéphane Martin y se prepara para recibir entre 800.000 y un millón de visitantes al año.
Muro del museo.
Sus responsables precisan, sin embargo, que no entra en absoluto entre sus múltiples objetivos el de convertirse en una atracción turística, pese a la inmediata vecindad con la Torre Eiffel.
Al contrario, las 300.000 piezas de su colección principal, procedentes de Africa, Asía, Oceanía y las Américas, de las que 3.500 estarán expuestas de manera permanente en el llamado "plateau de référence" (zona de referencia), deberán ser, en principio, contempladas y vueltas a contemplar por una fiel mayoría de residentes de París y de la región parisiense.
Además de 'fidelizar' a sus visitantes, el Museo Branly, convertido en vistosa bandera de la diversidad cultural, sí tiene, en cambio, el claro objetivo de "democratizar la cultura" y "hacer comprender al otro", explican sus responsables.
La idea viene también de Chirac, para quien el museo es "el signo y el símbolo de una Francia que conoce y reconoce las culturas del mundo y las exigencias del diálogo de estas culturas".
Cartel de una de las primeras exposiciones dedicada al arte primitivo vietnamita.
"En cierta manera, es también el reconocimiento de la diversidad cultural, de lo que aporta al mundo de hoy y de por qué es necesaria, aunque sólo fuese por el respeto del hombre y por la paz", dijo el presidente a la prensa en unas recientes declaraciones.
De momento, el museo toma su nombre de la ribera del Sena donde Jean Nouvel lo construyó, sobre un jardín arbolado de 1,8 hectáreas, pero podría, por supuesto, cambiar.
Preguntado sobre un futuro "Museo Jacques Chirac", a imagen del Centro Georges Pompidou, o de la Biblioteca Francois Mitterrand, rebautizados con el nombre de dos de sus antecesores, el actual presidente confiesa que para él "sería un honor".
Recuerda, asimismo, que encontrarle un nombre fue en su día un problema, pues no se logró llegar a un acuerdo para bautizarlo museo "de las artes primeras", "de las artes lejanas" o "de las artes primitivas".
Para acceder a la página del museo marque este enlace Quai Branly
www.quaibranly.fr/sommaire.php3?id_rubrique=30