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sábado, septiembre 16, 2006

Noticias / México: Conversa Fernando Savater con jóvenes


El filósofo en Bellas Artes. (Foto: Miguel Espinosa /EL UNIVERSAL)

C iudad de México. Sábado 16 de septiembre de 2006. (ranchoNEWS).- El filósofo español Fernando Savater asistió hoy al Palacio de Bellas Artes donde tuvo un encuentro con cerca de dos mil jóvenes, en un evento organizado por el periódico capitalino El Universal con motivo de la celebración del aniversario de su fundación.

A continuación reproducimos una crónica de Juan Solís publicada en el matutino citado:

En Metro o en micro, en carro o a pie, lo importante era llegar, no vaya a ser la de malas. ¿Aquí va la fila? ¿Dónde dan los boletos? ¿Es para lo de Savater? Preguntas a la sombra del mármol en flor.

Son las diez de la mañana en el reloj de la Torre Latinoamericana. De las puertas laterales del Palacio de Bellas Artes surgen filas de jóvenes que aguantan estoicamente el sol con el que el verano se despide cálidamente de Tenochtitlán.

Por estas calles anduvo Fernando Savater en su juventud. A este foro entró varias veces y ahora le toca estar en el escenario, sentado en un sofá cual sesión de sicoanálisis dirigida por Jorge Zepeda.

Pero aún es temprano. La mezclilla permite sentarse en el piso, o bien sobre el morral, no sin antes sacar un cuaderno que hará las veces de techo a dos aguas, o a dos rayos.

Algunos aprovechan para leer la solapa del libro recién adquirido o releer el viejo tomo tantas veces prestado. Otros asedian al vendedor de empanadas de atún, jamón y rajas con queso, que son deglutidas al ritmo de la flauta y el tambor que un hombre con penacho toca en la Alameda.

Ingresan. Pisadas silenciosas de tenis sobre el piso de mármol, rastas expresionistas contra las columnas art deco, ojos sorprendidos de jóvenes que observan los murales, la cúpula, el rostro desfigurado del ángel que hasta 1957 coronó la Columna de la Independencia. ¿A poco se cayó?

Pero apúrate, que no vamos a alcanzar lugar. Avanzan apresurados sin saber que el filósofo español está firmando libros en el primer piso. Sentado detrás de una mesa, recibe con un saludo y una sonrisa a sus fans que traen el tomo en la zurda y la cámara en la diestra. La firma no basta, es necesario el registro visual que en unas horas viajará por mail a toda la lista de contactos.

Casi son las 12 y el foro está lleno. La impaciencia se mide en el número de aplausos. Hay quien viene por voluntad y quienes de plano porque los obligaron, como un grupo de insoportables adolescentes uniformados de azul ubicados.

Una vez que el "filósofo de los jóvenes" entra al escenario e inicia la charla se hace el silencio en la butaquería. En casi dos horas habla lo mismo de sus robos de libros en París, que su negativa a hacer ejercicio, se remonta igual a la biografía que hizo de Jorge Luis Borges (José Luis Borgues, por decreto, en México, bromea Zepeda), que al famosísimo Ética para Amador.

Cuenta de la necesidad de leer cada cosa a su hora, de su afición por los comics, de la antipatía que implica educar, de su pesimismo activo de su arrepentimiento por las cosas malas que no ha hecho.

A través de papeletas el respetable exige una opinión acerca de AMLO, un atisbo de sabiduría en medio de tanto ruido discursivo. Pide respeto a ambas partes del conflicto. El silencio posterior no indica precisamente solidaridad con sus palabras, pero tampoco hay manifestaciones de rechazo.

Al final invita a los jóvenes a no dejarse llevar ni por la esperanza ni por la desesperación, a defender su derecho a comenzar, "a seguir comenzando", aunque sea bien sabido que todo comienzo tiene un final.