Una supernova fotografiada por el telescopio espacial Chandra. (NASA)
EL PAÍS - Madrid
L a masa de una supernova, mayor de la que se asociaba hasta ahora con este tipo de explosiones estelares, amenaza con plantear un problema a los astrónomos, aunque todavía es pronto para decirlo. La supernova ha sido descubierta y su masa valorada por un equipo de astrónomos de la Universidad de Toronto (Canadá) y de Caltech y el Laboratorio Nacional Lawrence Berkeley (Estados Unidos).
Andy Howell (Universidad de Toronto), primer autor del trabajo, identificó una supernova tipo Ia en una galaxia distante 4.000 millones de años de la Tierra, que se originó tras la explosión de una estrella del tipo enana blanca, cuya masa es mucho mayor que la de cualquier caso anterior. Las supernovas tipo Ia son explosiones termonucleares que destruyen a las enanas blancas cuando absorben materia de una estrella compañera en un sistema binario.
El descubrimiento se produjo gracias a imágenes tomadas como parte de un estudio de supernovas distantes a largo plazo con el telescopio Canadá-Francia-Hawai. Observaciones espec troscópicas posteriores de Richard Ellis, de Caltech, con el telescopio Keck de 10 metros, fueron claves para establecer la masa extrañamente grande del nuevo acontecimiento.
Hay investigadores que dicen que esta gran masa ha abierto la caja de Pandora respecto a la comprensión de lo que pasa en este tipo de supernovas y, especialmente, respecto a su uso como instrumentos de precisión de la naturaleza de la misteriosa energía oscura, que sería responsable de la aceleración observada en la expansión del Universo.
Hasta ahora se pensaba que una explosión supernova tipo IA ocurre cuando la masa de la enana blanca se aproxima a 1,4 masas del Sol, lo que se llama límite de Chandrasehkar, establecido por este astrónomo en 1930. Sin embargo, la estrella cuya explosión se ha observado ahora alcanzó una masa equivalente a dos veces la del Sol. "No debería ser posible sobrepasar este límite", ha dicho Howell, "pero la naturaleza ha encontrado una forma, así que ahora tenemos que intentar saber como lo ha hecho".
En un comentario sobre este descubrimiento (publicados ambos en la revista Nature), David Branch, de la Universidad de Oklahoma, ha llamado a esta explosión la supernova champán, ya que las explosiones que permiten conocer mejor los detalles de las supernovas merecen una celebración.
El equipo descubridor piensa que existen al menos dos posibles explicaciones para la gordura de esta enana blanca antes de explotar. Una es que la estrella original rotaba tan deprisa que la fuerza centrífuga impidió que la gravedad la aplastara al llegar al límite habitual. La otra es que la explosión fue en realidad la fusión de dos estrellas enanas blancas, y que el cuerpo resultante fue sólo brevemente más masivo que el límite de Chandrasekhar antes de explotar.
Debido a que las supernovas tipo Ia tienen normalmente el mismo brillo, se pueden utilizar para establecer distancias en el Universo, la mayor dificultad con la que siempre se encuentra la astronomía. En 1998 fueron utilizadas para hacer el sorprendente descubrimiento de que la expansión del Universo se está acelerando. Ellis resume el significado del nuevo hallazgo:"Es un descubrimiento notable que no menoscaba los estupendos resultados obtenidos por muchos equipos, que demuestran convincentemente la aceleración cósmica y por tanto la necesidad de energía oscura. Sin embargo, muestra que tenemos mucho más que aprender sobre las supernovas si queremos utilizarlas con la precisión necesaria en el futuro".